Quién lo diría. Medio siglo ha pasado desde que Steven Spielberg nos hizo mirar la playa con miedo y, aun así, Tiburón (Jaws) sigue llenando salas como si los años no hubieran pasado. En pleno 2025, entre superhéroes de Marvel, thrillers imposibles y secuelas que parecen no terminar nunca, la mítica película del escualo ha vuelto a rugir en la taquilla y ha mordido más fuerte que varios estrenos nuevos. ¿El resultado? Una prueba irrefutable de que los clásicos, cuando son auténticos, jamás envejecen.
La sorpresa llegó este fin de semana de Labor Day en Estados Unidos, tradicionalmente flojo para los cines, cuando la reestrenada Tiburón por su 50 aniversario recaudó nada menos que 9,8 millones de dólares. Sí, un filme estrenado en 1975 ha superado a producciones de estudio actuales con presupuestos millonarios. Si eso no es tener dientes afilados, ¿qué lo es?
El tiburón que inventó el blockbuster
Conviene recordar de dónde viene esta leyenda. En 1975, Tiburón recaudó la friolera de 487 millones de dólares, una barbaridad para su época. Fue la película que inventó el concepto de “blockbuster veraniego”: los estudios descubrieron que lanzar un título masivo en vacaciones escolares podía arrasar, además de generar toneladas de merchandising. Lo que parecía una simple historia de un escualo asesino se convirtió en un fenómeno cultural que cambió Hollywood para siempre.
Tiburón (1975)
Hoy, medio siglo más tarde, ese mismo escualo sigue nadando con soltura en un océano dominado por franquicias y universos compartidos. Y lo hace sin necesidad de CGI ni efectos digitales: con música, tensión y el talento narrativo de Spielberg, que demostró que el verdadero terror no está en lo que ves, sino en lo que imaginas.
El reestreno que muerde más fuerte que los estrenos nuevos
El regreso de Tiburón a las pantallas coincidió con varios lanzamientos de grandes estudios. Sony estrenó Caught Stealing (Bala perdida), un thriller criminal con Austin Butler y Zoë Kravitz, dirigido por Darren Aronofsky. Buena crítica (84% en Rotten Tomatoes), pero el público salió con un “B” en CinemaScore y solo 7,8 millones en el fin de semana. Disney sigue con Freakier Friday (Ponte en mi lugar de nuevo), secuela de su comedia de cambio de cuerpos, con 6,5 millones. Y Searchlight apostó por The Roses, con Benedict Cumberbatch y Olivia Colman, que se quedó en 6,4 millones.
¿La conclusión? Que un tiburón de 50 años ha nadado más rápido que todos ellos. Y lo ha hecho con una propuesta sencilla: nostalgia, cine en pantalla grande y la experiencia colectiva de ver a un monstruo marino aterrorizar a un pueblo costero.
Competencia feroz en la taquilla
El líder del fin de semana fue Weapons, una película de terror que, en su cuarta semana, recaudó 10,2 millones y ya lleva más de 134 millones en EE.UU. y 234 millones en todo el mundo. Es decir, incluso en medio de un fenómeno reciente, Tiburón se colocó segunda, demostrando que su mordida sigue siendo mortal.
Tiburón (1975)
En total, el fin de semana largo generó unos 86 millones de dólares en taquilla, un 19% menos que el año pasado, cuando Deadpool and Wolverine arrasó con más de mil millones a nivel global. Este 2025, la temporada veraniega ha cerrado con 3.67 mil millones en EE.UU., una cifra que preocupa a los estudios, muy por debajo de los 4 mil millones que esperaban gracias a secuelas y superhéroes. Pero mientras ellos hacen números, Spielberg sonríe desde la distancia: su película de 1975 sigue siendo más rentable de lo que nadie imaginaba.
¿Por qué Tiburón sigue funcionando en 2025?
La respuesta está en varios factores. Primero, la nostalgia: generaciones que crecieron con el póster del tiburón gigante y la barquita diminuta han llevado a sus hijos al cine para mostrarles cómo era el terror de verdad. Segundo, la experiencia cinematográfica: pocas películas logran que una sala entera contenga la respiración al escuchar dos notas musicales. Y tercero, la universalidad del miedo: el océano, lo desconocido, lo salvaje.
Además, Tiburón sigue siendo una clase magistral de cine. Spielberg, con apenas 27 años, convirtió un rodaje plagado de problemas técnicos en una obra maestra gracias a su ingenio. El tiburón mecánico fallaba tanto que decidió no mostrarlo casi nunca, y eso hizo la película más aterradora. Lo que era un obstáculo se convirtió en virtud, y el resultado fue una de las cintas más influyentes de la historia.
El legado del escualo más famoso del cine
Cincuenta años después, Tiburón no es solo una película: es un símbolo. Dio lugar a secuelas, parodias, homenajes y una interminable cantidad de imitadores, desde Sharknado hasta videojuegos y montañas rusas. Pero ninguno ha capturado el mismo impacto cultural.
Que hoy, en 2025, la gente pague por verla en pantalla grande dice mucho de su vigencia. Mientras nuevas producciones como The Roses buscan encontrar su lugar y blockbusters como Superman luchan por destacar, Tiburón demuestra que hay clásicos que nunca mueren.
Y aunque el público de hoy está acostumbrado a la inmediatez del streaming, hay algo especial en compartir el miedo con desconocidos en una sala oscura. El tiburón que nunca viste del todo sigue siendo más inquietante que cualquier monstruo digital.
Una mordida para la historia
El reestreno por el 50 aniversario no solo es un éxito comercial: es también un recordatorio de que el cine, cuando se hace con corazón y talento, puede sobrevivir a cualquier moda. Tiburón sigue nadando en la taquilla mundial y dejando claro que, a veces, no necesitas capas ni superpoderes… solo un buen escualo con hambre y dos notas musicales que ya forman parte de la memoria colectiva.




