Chip Zdarsky une su talento al de Jacob Phillips para presentar una obra noir dura, rápida y alejada de los últimos cómics de superhéroes.
El protagonista es Newburn, un hombre que decide acoger a una nueva ayudante, Emily, para investigar casos que la policía no puede resolver, pero que interesan a otros actores dentro del mundo criminal de Nueva York. Hablamos de un arreglador, un detective privado que se encarga de ocultar pruebas, evitar que la policía descubra demasiado y, sobre todo, de mantener un frágil equilibrio entre las familias mafiosas, sin recurrir a la justicia legal.
Allá donde no llegan los policías, llegan los mafiosos y más allá llega Newburn
La serie se basa en sus dos protagonistas, el mismo Newburn cuya historia vamos descubriendo poco a poco y la se Emily, su nueva ayudante. En el caso de la segunda es su pasado la base del arco más largo de esta primera entrega, pero los casos individuales que caen en manos de la pareja son los que definen la estructura de la colección. Es un noir procedimental visto desde el otro lado de la ley.
Zdarsky de nuevo juega con el ritmo para que haya novedades constantes en cada número, de forma que engancha fácilmente. Pero el desarrollo de los personajes y su relación es lo que realmente mantiene unido todo el cómic. No busca un tebeo policiaco clásico, sino una trama criminal pero llevada desde un punto de vista de series como Ley y Orden. Está subversión funciona muy bien ya que la unión de géneros tan conocida para el lector hace que se sitúe en una zona de confort. La realidad Zdarsky nos saca de esa zona, pero no nos lo dice.

Un arte oscuro y de trazo sucio para hablar de un mundo sucio
El cómic está dibujado por Jacob Phillips, hijo de Sean Phillips, conocido por sus trabajos junto a Ed Brubaker y su padre Sean.
Además de dibujar, Jacob es colorista, y aquí demuestra que esa faceta es lo que más le interesa. Su narrativa es clara, directa, y aunque no busca composiciones complicadas, consigue ordenar la información con eficacia y mostrar más de lo que parece. Sus personajes tienen rasgos propios y transmiten bien la acción. A diferencia de su padre, no domina tanto los bloques negros de pincel ni el juego con las sombras; en cambio, apuesta por una línea más clara y un uso expresivo del color, terreno en el que tiene mayor experiencia.
Una serie que promete mucho con un brillante inicio
Es una nueva serie en la que Zdarsky y Phillips parecen buscar una asociación parecida a la de Brubaker y Sean Phillips, aunque las comparaciones son odiosas.
Aquí el tono es distinto. Sigue siendo una obra noir, pero Zdarsky introduce un matiz casi de fantasía urbana que acerca a Newburn a la figura de un justiciero o vigilante, con algo de aire heroico, o más bien dicho antiheroico. El cómic se mueve entre la mafia, el crimen, la violencia y los bajos fondos, pero todo sucede en un entorno más contenido, entre mansiones y conversaciones que suavizan la crudeza.
Cada zapatero a sus zapatos
Si, las comparaciones son odiosas, pero no faltan entre Newburn y el Criminal de Brubaker y Phillips. Pero ni el tono, ni los argumentos ni los temas que tratan son iguales. Se acercan, sí, pero mientras Brubaker trabaja a los personajes para dejar un fresco de la vida criminal, Zdarsky se centra en sus protagonistas y cómo reaccionan a esos submundos criminales. Mismo ambiente, diferente enfoque y tratamiento.
Newburn queda como un buen cómic de género negro, con acción, que funciona gracias a un ritmo rápido.
Newburn nº 01
NOTA CINEMASCOMICS
TOTAL
Easton Newburn es un detective privado sin lealtades que investiga conflictos entre facciones criminales rivales. Con la ayuda de Emily, Newburn persigue a asesinos, pirómanos y funcionarios corruptos? Mientras intenta no recibir un tiro. Pero ¿hasta cuándo?




