Han pasado más de dos años desde que Netflix decidió poner en pausa el rodaje de The Rats, ese spin-off de The Witcher que prometía ampliar el universo de Geralt de Rivia con un enfoque juvenil y criminal. ¿Qué ha pasado en todo este tiempo? Pues lo que parecía un proyecto destinado a reforzar la saga se ha convertido en un quebradero de cabeza para la plataforma. Y lo peor: según nuevas filtraciones, la cosa fue todavía más caótica de lo que muchos pensaban.
En pocas palabras, The Rats iba a ser la carta secreta de Netflix para mantener viva la llama de The Witcher. Sin embargo, los informes que han salido a la luz describen la producción como un desastre en toda regla, con retrasos, cambios de planes y hasta la idea de reconvertir la serie en un especial improvisado.
Un spin-off de The Witcher que empezó con mal pie
El rodaje de The Rats arrancó con la idea de convertirse en una miniserie de seis a ocho episodios. La historia seguiría a un grupo de jóvenes ladrones que, con más ambición que experiencia, intentaban llevar a cabo el golpe más grande de sus vidas contra una peligrosa organización criminal. Todo esto, ambientado en el mismo mundo oscuro y brutal que ya conocemos de The Witcher.
Netflix
Pero a los dos meses de empezar, Netflix apagó las cámaras. ¿El motivo? Según las fuentes, los ejecutivos vieron el metraje inicial y decidieron que aquello no iba a ninguna parte. El recuerdo todavía fresco de Blood Origin (otro spin-off que fue un fiasco) tampoco ayudó a mantener la confianza.
Caos tras las cámaras y un futuro incierto
Lo que debería haber sido una producción sólida terminó describiéndose como «peor que Blood Origin». Guiones que no convencían, decisiones creativas sin rumbo y un rodaje lleno de parones marcaron el camino. Para colmo, las huelgas de guionistas y actores de 2023 terminaron por hundir cualquier intento de reactivarlo.
Netflix incluso valoró la opción de montar el material rodado como una película titulada The Rats: A Witcher’s Tale. Otra alternativa que se barajó fue usar escenas sueltas como flashbacks en la temporada 4 de The Witcher. Ninguna de estas soluciones convence demasiado, y la sensación es que el proyecto podría quedar definitivamente en un cajón.
Un reparto llamativo que quizá nunca veremos
Lo curioso es que The Rats tenía un reparto bastante atractivo. Ben Radcliffe iba a interpretar a Giselher, Christelle Elwin a Mistle y Fabian McCallum a Kayleigh, junto a Aggy K. Adams, Juliette Alexandra, Connor Crawford e incluso el mítico Dolph Lundgren, que daría vida a Brehen. También estaban confirmados Sharlto Copley como Leo Bonhart y Bianca Simone Mannie como Sonora, entre otros.
Netflix
Detrás de las cámaras, Haily Hall, guionista habitual de The Witcher, se encargaba de coordinar la serie, con Mairzee Almas en la dirección. Todo apuntaba a un proyecto serio, pero al final las piezas no encajaron.
El problema mayor: el desgaste de The Witcher
El timing tampoco ha ayudado. Con la marcha de Henry Cavill y la llegada de Liam Hemsworth como nuevo Geralt, la saga ya estaba en un punto delicado. Netflix ha confirmado que la historia principal cerrará con las temporadas 4 y 5, así que gastar recursos en un spin-off malogrado parece, ahora mismo, poco probable.
La verdad es que The Witcher nunca llegó a ser el «nuevo Juego de Tronos» que Netflix soñaba. Y si la serie principal ya está bajo lupa, es difícil justificar más experimentos fallidos.
¿Qué nos queda por ver en The Witcher?
Aunque The Rats parece tener pocas posibilidades de sobrevivir, todavía queda la esperanza de la temporada 4 de The Witcher, prevista para 2025 (aunque sin fecha oficial ni tráiler a la vista). Netflix podría sorprender lanzándola de golpe, sin demasiada promoción, confiando en que el cambio de protagonista no pase factura.
Mientras tanto, la gran pregunta sigue en el aire: ¿apostará Netflix por rescatar aunque sea parte de The Rats o lo enterrará para siempre como un mal recuerdo?
Lo cierto es que este caso muestra cómo incluso franquicias tan grandes como The Witcher no están a salvo del desgaste. El spin-off que debía expandir su universo se ha convertido en ejemplo de lo que ocurre cuando una producción pierde el rumbo antes de llegar a los espectadores.




