Los Súper Elfkins ya está en los cines para devolvernos al mundo de los duendecillos más simpáticos del folclore alemán. Con 153 salas proyectando la película —incluyendo versiones en catalán y euskera en España— y un Premio del Público Infantil en el Festival de Zúrich bajo el brazo, esta secuela promete acción, humor, emoción… y muchas travesuras.
En Cinemascomics hemos charlado con Ute Von Münchow-Pohl, su directora, una veterana de la animación europea con más de 30 años de experiencia y títulos como Rabbit School (2017) y Los Elfkins (2019). Y, como no podía ser de otra forma, nos ha contado cómo ha sido volver a dar vida a Elfie y ampliar su universo.
Encontrar al niño interior
Para Ute, la clave de hacer cine infantil de calidad es sencilla, pero no fácil: conectar con el niño que uno lleva dentro. “No sirve hacer algo que a mí me parezca aburrido solo porque creo que a los niños les puede gustar. Hay que contar una historia que me guste a mí misma, y eso funciona bastante bien”, explica.
La directora lo tiene claro: los niños son un público exigente, que detecta cuando algo no está hecho con honestidad. Por eso, se esfuerza en dotar a todos los personajes de motivaciones y trasfondos claros, incluso a los que podrían parecer villanos. “No me interesan los malos sin causa. Cada personaje puede cambiar y evolucionar”.
De los Elfkins… a los Súper Elfkins

Esta secuela arranca justo donde terminó la primera película. Elfie, junto a sus amigos, vive en el ático de una casa humana y ha retomado la tradición de ayudar en secreto a las personas. Pero no todo es tan perfecto como parecía: su clan mantiene reglas estrictas y desconfía de los humanos.
“Elfie siempre ha querido liberarse de un mundo demasiado limitado. Pensaba que al volver al mundo humano todo estaría abierto para ella, pero no fue así”, comenta Ute. Esa insatisfacción la lleva a conocer a Bo, miembro de un clan muy distinto, amante de la tecnología y de las travesuras. Un encuentro que desencadenará una aventura capaz de reconciliar a dos grupos enfrentados durante más de 250 años.
Una historia con mensaje
Más allá de la diversión, Los Súper Elfkins quiere dejar huella. El mensaje, según su directora, es claro: abrir la mente, tener curiosidad y no dejarse llevar por prejuicios. “Es importante ponerse en contacto con personas que, a primera vista, parecen diferentes. A veces descubres que tienen mucho que ofrecer”.
Este enfoque convierte la película en algo más que entretenimiento para los más pequeños. Es una invitación a familias enteras a reflexionar sobre la empatía, la cooperación y la importancia de ayudar a los demás. “Ayudar a otros también te ayuda a ti mismo”, resume Ute.
Acción, humor y… gadgets

Uno de los elementos más llamativos de la película es cómo combina acción trepidante, comedia y momentos emotivos. Hay persecuciones, planes de rescate imposibles y, por supuesto, inventos disparatados que pondrán en aprietos a más de un personaje.
El toque cómplice para los adultos llega con guiños a Misión Imposible. “No lo hacemos ridículo, pero sí jugamos un poco con esa estética”, revela la directora. Incluso la música incorpora referencias que los más cinéfilos reconocerán al instante.
Escenas que dejan huella
Entre sus momentos favoritos, Ute destaca la secuencia en la que Elfie ayuda a un gato que, hasta ese momento, era uno de sus enemigos. Un gesto impulsivo que refleja la esencia de la protagonista: empatía y valentía. También le emociona la confesión de la agente de policía Lanski, donde comparte una experiencia de su infancia que la marcó profundamente.
Para la directora, dotar de humanidad incluso a los personajes antagonistas es fundamental. Lanski, a pesar de ser “la villana” de la historia, tiene sus propias razones y una personalidad compleja que cualquiera puede entender.
Un viaje para toda la familia
Los Súper Elfkins no es solo una película infantil. Es una aventura para todas las edades, repleta de personajes entrañables, valores positivos y situaciones que arrancan sonrisas y alguna que otra lagrimita.
Con su estreno en pleno verano, su ambientación colorida y su ritmo ágil, es la opción perfecta para una tarde en familia. Y, como dice su directora, la idea es que los espectadores salgan del cine con una sensación muy clara: que ayudar a los demás siempre merece la pena.
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