Hay directores que cambian de proyecto cada pocos años, saltando de un género a otro para no encasillarse. Y luego está James Cameron, que decidió quedarse a vivir en Pandora como si hubiera comprado una parcela con vistas a las Montañas flotantes. Desde que en 2009 estrenó la primera entrega y reventó la taquilla mundial, su vida creativa gira en torno a los Na’vi, su cultura, su planeta y todo lo que hay en él. Lo curioso es que no lo hace solo por el dinero y lo ha explicado de una forma que deja claro por qué no se cansa de esta saga.
En una reciente entrevista con Rolling Stone, James Cameron confesó que lleva dos décadas justificando para sí mismo el hecho de seguir contando historias en este universo. No lo ve como una simple fábrica de billetes (aunque vaya si los produce), sino como una oportunidad para conectar a la gente con algo más profundo: la naturaleza, el respeto por el entorno y esa parte olvidada de nosotros que vibra cuando vemos un mundo vivo y salvaje. Según él, Avatar es un «caballo de Troya»: entras buscando entretenimiento y, sin darte cuenta, la historia te toca el corazón y te hace pensar un poco más de lo que creías.
El éxito le da a James Cameron libertad absoluta
Aunque James Cameron diga que no es la recaudación lo que le mueve, lo cierto es que pocos directores pueden presumir de semejantes cifras. La primera Avatar sigue siendo la película más taquillera de todos los tiempos, con más de 2.920 millones de dólares recaudados. La segunda, Avatar: El sentido del agua, tampoco se quedó corta: 2.320 millones y un tercer puesto en el ranking histórico. Con semejante respaldo financiero, James Cameron tiene carta blanca para seguir haciendo lo que quiera en Pandora y lo que quiere es continuar expandiendo su historia durante los próximos años.
La tercera entrega, Avatar: Fire and Ash, llega este diciembre y promete agitar de verdad el ecosistema narrativo de la saga. No será una simple repetición de la fórmula, y el propio James Cameron ha adelantado que quiere meterse en terrenos morales más complejos, alejándose del esquema “humanos malos, Na’vi buenos” del primer filme.
Los Na’vi de fuego y ceniza
Avatar: Fuego y ceniza
En Fire and Ash conoceremos a los Mangkwan, también llamados «el Pueblo de la Ceniza»: un clan de Na’vi que vive en regiones volcánicas y cuya cultura está marcada por la dureza de su entorno. Liderados por la guerrera Varang, interpretada por Oona Chaplin, estos Na’vi no encajan en la visión idílica que vimos hasta ahora. James Cameron quiere mostrar que incluso dentro de Pandora hay luces y sombras, y que las alianzas no siempre son lo que parecen. De hecho, no sería raro que este nuevo clan termine colaborando con la RDA y con el resucitado Coronel Quaritch, lo que supondría un choque épico.
Un cambio de perspectiva
Otra novedad importante es que la historia ya no se contará desde el punto de vista de Jake Sully (Sam Worthington), sino de su hijo Lo’ak, interpretado por Britain Dalton. James Cameron quiere que las nuevas generaciones tengan un papel central en el futuro de la saga, y este cambio de narrador es la primera señal de ello. Neytiri (Zoe Saldaña), Kiri (Sigourney Weaver), Ronal (Kate Winslet) y el humano Spider (Jack Champion) seguirán presentes, asegurando que la familia Sully permanezca unida… aunque lo que les espera no será precisamente un paseo por el bosque.
Más allá del cine
Si algo caracteriza a James Cameron es su ambición por construir mundos completos. No le basta con las cinco películas planificadas: también está trabajando en una serie animada antológica de Avatar que explorará historias que no tienen cabida en la trama principal. Inspirada en proyectos como The Animatrix, esta serie podría mostrar desde la primera expedición humana a Pandora hasta conflictos internos entre clanes Na’vi. La idea es ampliar el universo y ofrecer capas adicionales de historia para quienes quieran perderse aún más en él.
La filosofía detrás del fenómeno
Lo interesante es que, pese a mover cifras astronómicas, James Cameron sigue viendo Avatar como algo más que un éxito comercial. Su obsesión no es casualidad: para él, Pandora es una herramienta para recordarnos la importancia de cuidar nuestro planeta. En su visión, el cine puede ser una puerta de entrada a conversaciones sobre ecología, empatía y convivencia… aunque muchos espectadores solo vayan por las escenas espectaculares. Por eso habla del “caballo de Troya”: entras por los efectos especiales, sales pensando en cómo vives tu relación con la naturaleza.
El futuro ya está marcado
Con Avatar: Fire and Ash programada para el 19 de diciembre de 2025, y dos secuelas más previstas para 2029 y 2031, el compromiso de James Cameron con esta saga es a largo plazo. No es habitual ver a un director dedicar más de veinte años a un único universo cinematográfico, pero él parece cómodo en este viaje. Tal vez porque Pandora no es solo un escenario: es una extensión de su forma de ver el mundo.
Avatar: Fuego y ceniza
Una obsesión que funciona
En un Hollywood donde muchas franquicias se desgastan rápido, lo que James Cameron está haciendo con Avatar es único. Su apuesta por tomarse el tiempo necesario entre películas (aunque a los espectadores les parezca eterna) le ha permitido innovar en cada entrega, tanto visual como narrativamente. Y mientras las cifras lo sigan respaldando, nadie le va a pedir que cambie de rumbo.
Así que, para quienes se pregunten por qué James Cameron sigue en Pandora después de tantos años, la respuesta es sencilla: porque todavía tiene algo que contar y porque el mundo que creó sigue teniendo mucho que mostrar. El 19 de diciembre veremos la siguiente pieza de este enorme puzzle, y probablemente descubramos que, en su obsesión, hay mucho más que puro espectáculo.
Las dos primeras entregas de la saga Avatar están disponibles en Disney Plus.
