Puede que la crítica no la haya aplaudido como una obra maestra. Puede incluso que algunos espectadores hayan fruncido el ceño. Pero eso no ha impedido que la película de 2025 protagonizada por Adam Sandler se haya convertido en un auténtico terremoto en Netflix. En apenas tres días, Happy Gilmore 2 ha arrasado con todo lo que se le ha puesto por delante: récords de visualizaciones, tendencias en redes y una inesperada avalancha de nostalgia.
Y es que el regreso de Adam Sandler como el legendario golfista con mala leche y buen corazón ha provocado justo lo que Netflix necesitaba: un título que no necesita ni grandes efectos ni campañas millonarias para dominar las listas. ¿La receta? Comedia clásica, cameos explosivos y un giro de guion que nadie vio venir.
Pero… ¿realmente merece esta película de 2025 tanto revuelo? ¿Qué tiene esta secuela para romper todos los esquemas, incluso superando a éxitos anteriores como Murder Mystery o Hubie Halloween? Vamos por partes, porque esta historia va mucho más allá de un simple revival noventero.
La película de 2025 es el regreso de un clásico inesperado
Han pasado casi tres décadas desde que Happy Gilmore se convirtiera en una de las comedias más icónicas del catálogo de Sandler. En 1996, el personaje enamoró por su rabia descontrolada y su forma poco ortodoxa de enfrentarse al mundo del golf profesional. En la película de 2025, el tono ha cambiado, pero el espíritu sigue intacto.
En esta nueva entrega, Happy ya no es el tipo impulsivo y temerario que conocimos. Ha vivido, ha sufrido… y ha perdido más de lo que nadie esperaba. Tras una carrera exitosa y una familia numerosa junto a Virginia Venit, todo se viene abajo cuando un golpe accidental durante una práctica termina con la vida de su esposa. A partir de ahí, la espiral es imparable: alcoholismo, bancarrota, y una vida completamente rota.
Sí, lo que empieza como una comedia de golf termina tomando tintes dramáticos inesperados, pero sin perder ese tono gamberro marca Sandler.
Happy Gilmore 2
¿Una comedia… con corazón?
Aunque pueda parecer una locura, Happy Gilmore 2 mezcla comedia, drama familiar, redención y hasta crítica al deporte espectáculo. Todo con ese tono que solo Sandler sabe ejecutar: emocional, torpe y entrañable a partes iguales.
En la película de 2025, Happy vive ahora con su hija pequeña, Vienna (Sunny Sandler), mientras el resto de sus hijos intenta sostener como puede los restos de la familia. Y es precisamente Vienna quien activa la nueva chispa: quiere estudiar ballet en París, pero necesita 75.000 dólares al año. Un imposible, a no ser que su padre vuelva a hacer lo que mejor se le da: golpear pelotas.
El guion, aunque sencillo, encuentra su fuerza en los personajes. La historia de esta película de 2025 se centra más en la familia que en el deporte. Y eso, sorprendentemente, funciona.
Un reparto lleno de sorpresas
Sandler no ha venido solo. Junto a él regresan caras muy conocidas: Christopher McDonald como el eterno Shooter McGavin, Julie Bowen como Virginia en emotivos flashbacks, y hasta Ben Stiller vuelve como Hal, el abusivo cuidador de la abuela que ahora dirige un centro de rehabilitación.
Pero lo mejor de la película de 2025 son los cameos. Bad Bunny, Travis Kelce, Margaret Qualley, Benny Safdie, Kid Cudi… y una retahíla de golfistas reales como Rickie Fowler o Jack Nicklaus, que aportan una dosis de autenticidad a los greens de esta alocada secuela.
El casting es una locura, sí, pero una locura divertida y sin pretensiones. Y eso es justo lo que el público necesitaba.
Happy Gilmore 2
¿Por qué ha roto récords?
Aunque no ha enamorado a la crítica (64% en Rotten Tomatoes), Happy Gilmore 2 ha sido vista 46,7 millones de veces en solo tres días. Es decir: la más vista de la historia de Netflix en su debut. Ni Red Notice, ni Glass Onion, ni los estrenos de acción más ambiciosos han logrado semejante arranque.
Parte de ese éxito se debe al fenómeno «efecto Sandler»: un público fiel que consume cada uno de sus estrenos, sin importar lo que diga la crítica. Pero también influye el factor nostalgia, el boca a boca, y una campaña muy bien medida que no desveló demasiado hasta el día del estreno.
Además, la cinta ha provocado una especie de «invasión Sandler» en la plataforma: Happy Gilmore original, Niños grandes, Hotel Transilvania 3… todos de vuelta en el Top 10.
Trama con giros y redención
Volver al golf no es fácil para Happy. Tras un incidente que casi lo lleva a la cárcel, es obligado a pasar por un programa de desintoxicación… dirigido nada menos que por Hal, su antiguo verdugo. Pero el verdadero reto viene con el torneo final: un duelo entre el golf tradicional y el espectáculo artificial de Maxi Golf, donde los jugadores tienen ligamentos manipulados quirúrgicamente para ganar distancia.
El clímax de esta película de 2025 llega con un trato diabólico: si Happy falla un último putt, deberá unirse a la liga de Maxi Golf. Si acierta, gana todo: casa, escuela para su hija, coche nuevo y un restaurante italiano para su caddie. ¿El resultado? No te lo vamos a destripar… Pero digamos que hay un final feliz a la altura de las expectativas.
Sandler, eterno rey de Netflix
Con Happy Gilmore 2, Adam Sandler demuestra otra vez que sigue siendo el as bajo la manga de Netflix. Su estilo puede no gustar a todos, pero funciona. Y mientras su contrato con la plataforma siga en pie, es probable que esta película de 2025 solo sea la primera de muchas más locuras por venir.
¿Conclusión? Happy Gilmore 2 no será una obra de arte… pero es exactamente el tipo de película de 2025 que arrasa: directa, nostálgica, entretenida y emocional. Una fórmula que sigue funcionando, y que ha demostrado estar más viva que nunca.




