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Venom Spider-man 3

Han pasado 18 años y sigo sin perdonar a Spider-Man 3 por lo que le hizo a Venom

La película recaudó 891 millones, pero arruinó a Venom para toda una generación. Y lo que hizo Sam Raimi con el simbionte aún duele.
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Pudo haber sido inolvidable. Pero lo fue por los motivos equivocados. Lo que debía ser el gran final de la trilogía de Sam Raimi acabó siendo un espectáculo desbordado, desequilibrado y, sobre todo, profundamente frustrante para los fans de Spider-Man… y de Venom.

Spider-Man 3 recaudó 891 millones de dólares en 2007. En taquilla fue un éxito rotundo. Pero en el corazón de muchos quedó una sensación amarga, como de traición. El motivo tiene nombre y dientes afilados: Venom. El simbionte más famoso de los cómics tuvo en esa película su primera aparición en carne y hueso… y, para muchos, su peor versión. Casi dos décadas después, el daño aún no ha cicatrizado.

Venom, la gran promesa arruinada

Aquel año, los fans entraban al cine con el hype por las nubes. Después de dos entregas sólidas, y con Raimi al mando otra vez, todo parecía apuntar a una conclusión épica. Había un Peter Parker más maduro, el conflicto con Harry Osborn estaba al límite, y el tráiler prometía un nuevo traje negro. Lo que no sabíamos era que aquel nuevo traje vendría acompañado de una caricatura… no de un villano temible, sino de una parodia involuntaria.

Venom es, en los cómics, el reverso oscuro de Spider-Man. Un reflejo distorsionado. Un enemigo visceral, violento, caótico, con una lógica perversa y una presencia que impone desde el primer momento. Pero el que vimos en Spider-Man 3 era otra cosa.

Topher Grace —el eterno Eric de Aquellos maravillosos 70— fue el elegido para dar vida a Eddie Brock. El problema no fue solo de casting (aunque eso ayudó), sino de enfoque. El Eddie del filme es un periodista ambicioso, pero sin la profundidad que el personaje exige. Cuando se fusiona con el simbionte, lo que obtenemos no es un monstruo, sino una sombra pálida de lo que debería haber sido.

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El Peter emo, los dedos pistola… y el ridículo

Antes incluso de ver a Venom en pantalla, la película ya empezaba a chirriar. Cuando el simbionte se adhiere a Peter Parker, el resultado no es una evolución oscura y torturada. Es un sketch.

El “Peter oscuro” de Spider-Man 3 es recordado por todos… pero no por las razones correctas. Ese paseo por la calle con música de jazz, las muecas ridículas, el peinado de lado, los pasos de baile improvisados… todo parecía sacado de una comedia involuntaria. Y si eso ya era difícil de digerir, lo peor aún estaba por llegar.

Cuando finalmente Eddie Brock se transforma en Venom, la película apenas le da espacio. Su diseño resulta decepcionante (¿dónde está el volumen, la presencia, la amenaza?). Sus motivaciones son vagas, su relación con el simbionte apenas se explora, y su arco termina de forma abrupta y sin impacto. Un personaje que podía haber marcado un antes y un después en el cine de superhéroes fue relegado a un villano secundario sin peso ni legado.

Raimi no lo quería… y se nota

La clave para entender este fracaso está detrás de las cámaras. Sam Raimi nunca quiso a Venom en su trilogía. En entrevistas posteriores lo ha dicho abiertamente: su plan era centrarse en Sandman y cerrar el arco de Harry Osborn. Pero entonces intervino Sony. Y con ellos, Avi Arad.

Arad, en ese momento presidente de Marvel, presionó para que Venom estuviera presente. Era el personaje más popular de los cómics en los años 90, el favorito de toda una generación. Raimi, más apegado a los cómics clásicos de los años 70, aceptó a regañadientes. Y eso, tristemente, se nota en cada escena.

Mientras que el Duende Verde y el Doctor Octopus habían sido tratados con respeto y profundidad, Venom parecía una imposición de última hora. Una que Raimi nunca terminó de comprender ni de querer. ¿El resultado? Un villano desdibujado, mal integrado y sin alma.

Sandman, el villano que sí funcionaba

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Curiosamente, Spider-Man 3 no es una película completamente fallida. El arco de Flint Marko (Thomas Haden Church), también conocido como Sandman, funciona. Su historia de redención, su tragedia personal, su conexión con la muerte del Tío Ben… Todo eso tiene el sello Raimi. Es visualmente potente, emocionalmente complejo y temáticamente coherente.

De hecho, el mejor momento visual de la película —la secuencia en la que Marko se reconstruye por primera vez como hombre de arena— es una pequeña joya de dirección y efectos visuales. Si Spider-Man 3 se hubiese centrado en él, tal vez hoy estaríamos hablando de un cierre digno.

Pero con Venom en la ecuación, todo se desbalanceó.

El legado roto: Venom en el cine desde entonces

Desde entonces, Venom ha seguido buscando su lugar en el cine. En 2018, Sony lanzó su propia versión con Venom, protagonizada por Tom Hardy. Y aunque esta iteración es más cercana al diseño de los cómics (más corpulenta, más salvaje), sigue sin ser la adaptación definitiva.

La ausencia del símbolo arácnido blanco en el pecho es solo la punta del iceberg. El Venom de Hardy es más un antihéroe cómico que una amenaza real. Sus películas, entre el terror suave y la buddy comedy, han dividido al público. La relación simbiótica entre Eddie y el alienígena funciona… pero a costa de diluir su faceta más peligrosa.

En Let There Be Carnage, la cosa fue aún más descontrolada. Y aunque el cameo en Spider-Man: No Way Home dejó la puerta abierta para una futura versión en el UCM, los fans seguimos esperando ver a ese Venom oscuro, violento y aterrador que conocimos en las viñetas.

¿Por qué duele tanto?

Porque Venom no es un villano cualquiera. Es parte fundamental del mito de Spider-Man. Su historia tiene capas: la traición, la obsesión, el deseo de justicia retorcida. Es un personaje que representa lo que Peter Parker podría haber sido si se hubiera dejado corromper por el poder.

Verlo reducido a un recurso argumental, sin trasfondo ni desarrollo, fue decepcionante. Más aún cuando era su primera vez en pantalla grande. Y cuando todo el aparato de marketing lo presentaba como el plato fuerte.

La frustración no es solo con la ejecución. Es con la oportunidad perdida. Con lo que pudo haber sido. Con el hecho de que Sony tenía entre manos una de las rivalidades más icónicas del cómic… y decidió usarla como subtrama.

Raimi, el maestro del terror, y el Venom que nunca fue

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Aquí es donde el asunto se vuelve irónico. Sam Raimi, director de Evil Dead, de Arrástrame al infierno, es uno de los grandes referentes del cine de terror moderno. Y Venom, cuando está bien escrito, es básicamente una historia de posesión.

¿Te imaginas lo que Raimi podría haber hecho si hubiese decidido trabajar a Venom con libertad creativa? El simbionte deslizándose por los rincones, corrompiendo a Peter, apoderándose de Eddie, distorsionando voces y cuerpos… Eso sí que habría sido aterrador. Pero no, lo forzaron. Y Raimi, aún siendo un gran cineasta, no pudo esconder que no estaba convencido.

¿Hay redención en el horizonte?

Con Spider-Man: Brand New Day acercándose (julio de 2026), y con las puertas abiertas a nuevos multiversos, muchos se preguntan si por fin veremos al Venom que merecemos. Por ahora, no hay confirmación oficial de que el simbionte vuelva a aparecer. Pero las migas están puestas: el rastro de la materia negra en No Way Home, la promesa de conflictos mayores en Avengers: Secret Wars

Quizá esta vez sí. Quizá el UCM, con su maquinaria bien engrasada, le dé a Venom el lugar que merece. Uno en el que su dualidad, su oscuridad y su relación retorcida con Peter Parker sean el eje, no la nota al pie.

La herida abierta

Volver a ver hoy Spider-man 3 es un ejercicio curioso: hay nostalgia, hay aciertos, hay escenas que aún funcionan. Pero cada vez que Venom aparece en pantalla, se enciende el recuerdo de lo que no fue.

Los 891 millones que recaudó no compran redención. Porque no se trata de dinero. Se trata de legado. Y el de Venom fue, en 2007, manchado por decisiones que priorizaron la taquilla sobre la historia.

Quizá algún día podamos mirar atrás y decir: “valió la pena”. Pero por ahora, 18 años después… seguimos esperando. ¿Veremos algún día a un Venom digno del cómic? Lo que está claro es que nunca debió empezar así.

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Carlos Gallego Guzmán

Carlos Gallego Guzmán ISNI: 0000 0005 1791 9571 es fundador y director de Cinemascomics.com, medio líder en información de cine, series, cómics y cultura pop en español. Con más de una década de experiencia en el sector digital, ha desarrollado una línea editorial centrada en grandes franquicias como Marvel, DC, Star Wars, ciencia ficción y animación. Su trabajo ha sido referenciado por múltiples plataformas y bases de datos internacionales, consolidando su identidad digital a través de identificadores oficiales como Wikidata e IMDb.

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