Charlize Theron no se muerde la lengua. Y tiene motivos. Con The Old Guard 2 ya disponible en Netflix, la actriz ganadora del Oscar ha vuelto a demostrar que el cine de acción no es solo cosa de hombres. Pero esta vez no solo ha colgado de un helicóptero —literalmente—, sino que también ha lanzado un mensaje directo y necesario: en Hollywood, las mujeres no tienen margen para el fracaso. Los hombres sí.
En una entrevista reciente con The New York Times, la actriz denunció una desigualdad que lleva años viéndose, pero que rara vez se dice tan alto y claro: la industria del cine perdona a los hombres que fracasan, pero castiga a las mujeres por lo mismo.
Un “pase libre” que ellas no tienen
Cuando le preguntaron por la disparidad de género en el cine de acción, Charlize Theron fue tajante: “Sí, es más difícil. Eso se sabe. Las películas de acción protagonizadas por mujeres no se aprueban tan fácilmente como las que protagonizan hombres.”
Y fue más allá: “Lo que siempre me frustra es el hecho de que los hombres reciben un pase libre. Cuando una mujer hace una película de acción y quizá no funciona del todo, no le dan otra oportunidad. Con ellos, los estudios asumen el riesgo muchas veces, incluso si ya llevan varias películas fracasadas a sus espaldas.”
Charlize Theron no lo dice por decir. Lo dice desde la experiencia. Y no sólo como actriz, sino también como productora que ha estado detrás de varios proyectos de acción protagonizados por mujeres.
Una carrera hecha a base de golpes… reales
Charlize Theron no es nueva en esto. Desde Æon Flux en 2005 hasta Mad Max: Fury Road, Atomic Blonde o la primera The Old Guard, ha encadenado algunas de las escenas más brutales del cine de acción moderno. Y lo ha hecho sin dobles en muchas ocasiones.
Pero ese compromiso con lo físico tiene consecuencias. Muchas: “Me encuentro con gente que me dice: ‘¿Qué te pasó en el brazo?’ Y les contesto: ‘Me operaron’. Y me responden: ‘¡Pero si la última vez que te vi también te habían operado!’”
cirugías en ambos codos, en el hombro derecho, en el pulgar, síndrome del túnel carpiano, múltiples fracturas… Y todo comenzó con un accidente brutal durante el rodaje de Æon Flux, cuando cayó de cabeza sobre una plataforma de cemento haciendo una voltereta: “Tuve la última operación en el cuello hace 18 años”, confiesa. “Ha sido una acumulación de cosas. Muchas fracturas.”
“Si hago esto, puedo dejar los stunts para siempre” (pero no los dejó)
En The Old Guard 2, Charlize Theron ha subido aún más el listón: se cuelga de un helicóptero en pleno vuelo. Y no lo hizo por CGI ni por truco de cámara: “Lo rodamos al final. Pensé: ‘Si consigo hacer esto, me sentiré bien con no volver a hacer una acrobacia en mi vida’. Pero no me duró mucho. Fue algo muy psicológico. Pasé dos semanas hablando con el piloto, ganando confianza. Primero movimientos lentos… y al final, estaba colgando de un helicóptero. ¿Y sabes qué? Me dio igual.”
Con esa escena, Theron no solo demuestra su compromiso con el género. Demuestra que está dispuesta a arriesgar físicamente por un tipo de cine en el que, curiosamente, todavía hay quien duda de que una mujer pueda ser la protagonista.
Hollywood aún no confía del todo en las mujeres de acción
Aunque películas como Wonder Woman, The Hunger Games o la propia Furiosa han demostrado que las protagonistas femeninas pueden arrasar en taquilla, los estudios siguen siendo más reticentes a apostar por ellas si el resultado no es inmediato.
Charlize Theron lo explica con claridad: “Con nosotras, si la película no funciona del todo bien, no vuelven a llamarnos. Pero ellos pueden seguir. Es como si los estudios dijeran: ‘Bueno, esta vez no salió, pero seguro que la próxima sí’. Ese tipo de confianza no se nos da a las mujeres.”
Y no se trata solo de dinero. Se trata de confianza, de espacio para fallar, de posibilidad de construir una carrera sin que un tropiezo lo arruine todo.
Un problema que va más allá del box office
La denuncia de Charlize Theron no es una queja puntual. Es el reflejo de una estructura sistemática en la industria que aún hoy penaliza más a las mujeres que a los hombres.
Ella ha conseguido mantenerse gracias a su talento, a su trabajo incansable y, también, a su rol como productora. Pero muchas otras actrices no tienen esa red. Si una película falla, puede ser su única oportunidad.
Por eso sus palabras importan. Porque provienen de alguien que lo ha vivido todo: el éxito, el fracaso, el dolor físico, la presión mediática y la lucha constante por demostrar que una mujer puede protagonizar, liderar y redefinir el cine de acción.
El cuerpo lo paga. Y la industria también
Theron no está pidiendo un trato especial. Solo pide las mismas reglas para todos. Y si alguien se lo ha ganado, es ella. Con The Old Guard 2, vuelve a liderar una producción global con millones de espectadores. Lo hace con profesionalidad, entrega y el mismo nivel de exigencia que cualquier actor masculino. Pero, como ella misma admite, sabe que siempre hay más en juego cuando eres mujer: “Estábamos muy conscientes de que teníamos los ojos encima. No es un riesgo que los estudios quieran asumir fácilmente.”
La pregunta que deja en el aire es clara: ¿cuántas oportunidades más necesitan los hombres para demostrar algo… y cuántas menos tienen las mujeres para arruinarlo todo.
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