Lo que ocurrió en el Titanic fue una gran tragedia muy recordada y que ha sido inmortalizada en el cine. Pero sabías que este evento se predijo años antes.
En 1898, 14 años antes de que el mundo conociera el trágico destino del Titanic, el autor estadounidense Morgan Robertson publicó la novela Futilidad, o el naufragio del Titán (Futility, or the Wreck of the Titan). Este libro de ficción narra el hundimiento de un transatlántico de lujo, el Titán, un evento que guarda una asombrosa similitud con el posterior desastre del transatlántico en 1912. La novela y la realidad comparten tantos detalles que el relato de Robertson ha sido interpretado como una profecía literaria.
En Futilidad, o el naufragio del Titán, el barco es descrito como el buque más grande jamás construido, considerado «insumergible» debido a su avanzada tecnología. Este mismo estatus se le atribuyó al Titanic, el cual fue proclamado como el transatlántico más grande y lujoso de su época, con medidas de seguridad revolucionarias, aunque insuficientes en número de botes salvavidas.
Ambas naves, el Titán y el Titanic, colisionan con un iceberg en el Atlántico Norte durante una travesía en abril, en condiciones de niebla. La velocidad de ambas embarcaciones al momento del impacto también es sorprendentemente similar: el Titán viajaba a 25 nudos y el Titanic a aproximadamente 22,5 nudos, una velocidad que complicó la maniobra de evasión.
La descripción del naufragio en la novela de Robertson también resulta notablemente similar al del Titanic. En ambos casos, una gran cantidad de pasajeros no logra sobrevivir debido a la falta de botes salvavidas, un triste reflejo de la excesiva confianza en la tecnología de la época.
El desastre real en 1912.
El Titanic, operado por la White Star Line, partió de Southampton, Inglaterra, el 10 de abril de 1912, con destino a Nueva York. Durante la noche del 14 de abril, chocó contra un iceberg y se hundió en las primeras horas del 15 de abril. De los más de 2.200 pasajeros y tripulantes a bordo, más de 1.500 perdieron la vida, convirtiendo al desastre en uno de los más trágicos en tiempos de paz.
El terrible evento expuso la insuficiencia de los protocolos de seguridad y llevó a cambios significativos en la reglamentación marítima internacional, incluyendo la exigencia de suficientes botes salvavidas para todos a bordo y la implementación del Sistema Internacional de Seguridad para la Vida Humana en el Mar (SOLAS).
Titanic de James Cameron es un fenómeno cinematográfico.
El legado del Titanic ha sido perpetuado en la cultura popular, siendo la película de 1997, dirigida por James Cameron, uno de los más destacados ejemplos. Esta obra cinematográfica no solo dramatizó el desastre con un enfoque en el romance ficticio entre los personajes de Jack y Rose, interpretados por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, sino que también destacó la opulencia del barco y las disparidades de clase a bordo. La película fue un éxito monumental, tanto crítico como comercial, y ganó 11 premios de la Academia, incluyendo Mejor Película y Mejor Director.
Reflexión final.
La coincidencia entre la novela de Morgan Robertson y el hundimiento del Titanic ha fascinado a generaciones, alimentando teorías y especulaciones. Sin embargo, más allá de las coincidencias, ambos eventos (uno ficticio y otro real) subrayan la vulnerabilidad humana ante la naturaleza y la peligrosa complacencia en la tecnología. Futilidad, o el naufragio del Titán y la historia del Titanic sirven como recordatorios perdurables de la necesidad de respetar los límites de la innovación y garantizar la seguridad humana como prioridad fundamental.
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