Al igual que sucedió con los derechos de Alien, cuando Disney compró la Fox otras franquicias como Predator pasaron a formar parte de la familia. Panini Comics se embarca en una nave directamente hacia lo más peligroso, enfrentarse a miembros de la raza yautja acompañando a una adolescente llamada Theta.
Instinto de supervivencia y venganza
La historia de cada uno de nosotros está plagada de hitos que nos han hecho madurar mediante la toma de decisiones o a base de experimentar cualquier tipo de sucesos. A unos les llegan antes y otros alcanzan la edad adulta sin apenas haber sufrido interferencias en su evolución natural. Lo normal es que esos eventos vayan forjando nuestra personalidad y carácter pero si llegan demasiado pronto seguramente nos afectarán de una maneta diferente, nos harán perder una perspectiva que hasta ese momento estaba repleta de juegos y despreocupaciones. Perder a tus padres de forma temprana, y si además se produce como fruto de un acto violento, pueden afectar sobremanera a cualquiera, hacerte cambiar de objetivo una vez has sobrevivido, ser simplemente una máquina que piensa cada minuto en como cobrarse venganza.
Eso es lo que le sucedió a Theta Nedra Berwick, la hija de dos científicos que con la nave Sandpiper han llegado al planeta Damara para proceder a su estudio y descubrimiento de nuevas especies. Lo que no esperan es encontrarse con un Predator que acabe con toda la tripulación, perteneciente a la empresa Industrias Astar. Theta sería la única superviviente, perdonada por el yautja que acababa de matar a su madre delante de ella, mutilado en una de sus fauces en un último esfuerzo de Francesca. La caza, ese instinto que mueve al asesino, ya no forma parte de encontrarse cara a cara con la niña, por lo que decide marcharse y curar sus heridas. Esa marca va a ser la que monopolice la búsqueda de Theta cuando alcance la adolescencia, la de un Predator al que le falta uno de sus colmillos.
Estas son tus armas pero las empleo contra ti
Theta se ha quedado sola, apenas acompañada por Sandy, la Inteligencia Artificial de la Sandpiper. A lo largo de su corta vida ha aprendido a combatir, a ser una cazadora más, igual que aquellos a los que persigue. Hace uso de sus armaduras, de su catálogo de armas blancas y de fuego, las que ha ido arrebatando a la treintena de presas que ha ajusticiado dentro de la raza yautja. Pero todavía no ha conseguido encontrar al que busca, al que le hizo partirse en dos y madurar de golpe. Pero es persistente, no conoce obstáculos en su camino.
No se ha vuelto una psicópata, no mata por placer a cualquiera que se cruza en su camino, solo a los Predators, utilizando sus estrategias, aprendiendo de cada combate a muerte ante seres cuya obsesión es cazar a sus presas indefensas ante su superioridad, su potencia de fuego y su camuflaje tecnológico.
Si estrellarse en un planeta helado y aprovechar para acabar con uno de ellos, aunque tampoco resulta ser su objetivo principal, perder una pierna combatiéndolo o verse perseguida por las naves de los yautja para terminar en otro duelo más con el resultado de una victoria pírrica gracias a la intervención de terceros, no fuera suficiente, ahora es tomada prisionera por el capitán Ferrier, de la nave de Tusket, de Industrias Astar. La va a considerar una ladrona antes de conocer su historia e incluso después de oírla no va a creer sus hazañas. Juntos terminarán la primera parte de este viaje por la nueva publicación por parte de Marvel de la franquicia, cuando por fin Theta pueda verse las caras con el yautja al que lleva persiguiendo los últimos quince años.
Sabios son los que guían

No debe resultar sencillo recibir un encargo como este, que tanta responsabilidad lleva aparejada. Vamos a contar nuevas historias sobre Predator y deben resultar atractivas y cautivar al público. Se elige a autores de primer nivel, sí, pero eso tampoco tiene por qué asegurar el éxito. Pero cuando tienes a Ed Brisson a los mandos y entiende a la perfección donde situar la acción… ya tienes medio camino recorrido. Brisson plantea una historia clásica, el Depredador contra el ser humano, pero le añade una serie de variantes que enriquecen en gran medida la narración.
Contar la dura experiencia personal de Theta, sus inquietudes y su ansia por encontrar al asesino de sus padres y de todos los que la rodeaban, es la parte fundamental de la trama. Ha terminado de formarse como mujer bajo un casco con visor de calor, rodeada de armas, trabajando su cuerpo para resistir en combate con esas bestias, no obedece a criterios de disciplina no está muy dispuesta a que coarten su libertad mediante órdenes que llegan de desconocidos que quieren arrebatarle lo que hasta ahora ha sido suyo por derecho de conquista prácticamente.
Y para ilustrar todo esto hacía falta un dibujante con nivel suficiente, un artista competente, expresivo, que no huyese de la acción ni de los momentos en que hay que lamerse las heridas. Ese ha sido Kev Walker. Ha ido dando entidad a cada Predator pero sobre todo al personaje de Theta.
Conclusión
Le ha dotado de credibilidad, ha marcado las cicatrices en su piel y ha conseguido erizar nuestra espalda con cada grito y expresión de la joven. Un trabajo más que correcto que quizás no ha conseguido mostrarnos la fiereza de los rostros de los yautja, pero no se puede pedir la perfección cuando afrontamos la primera de las miniseries de esta nueva andadura. Para la siguiente seguiremos contando con Ed Brisson al procesador de textos pero el dibujo pasará a ser obra de Netho Diaz y Belardino Brabo, con una historia centrada en un terreno de caza de los Depredadores donde tienen la mala suerte de caer un puñado de humanos.
[penci_review id=»311038″]




