ECC reedita el primer manga oficial de Batman para el mercado americano. Una obra de Kia Asamiya que entregaba una mirada nipona sobre el caballero oscuro.
Corrían los años 2000 y el boom del manga estaba en lo más alto, los animes llegaban con normalidad a las televisiones y los niños compraban pokemons, en ese ambiente DC junto con Kodansha decidieron que era hora de publicar un manga de Batman. Kia Asamiya, autor estrella en el momento y fan del personaje se encargaría del mismo. Batman El hijo de los sueños fue el resultado.
La historia
Una intrépida reportera japonesa, Yulo Agi, llega a Gotham para descubrir quién es Batman y lo que significa esa leyenda urbana. La visión de la periodista, tan cercana y obsesiva con la figura del vigilante, la lleva a perseguir al caballero oscuro por la ciudad mientras una amenaza surge repentina y demasiado convenientemente. Los supervillanos de Batman actúan de formas extrañas, afirmando ser la mejor versión de los mismos. Un misterio que llevará al detective hasta Japón.
La trama intenta ser cercana a las historias clásicas de Batman. Un enfrentamiento que lleva a una investigación, un misterio y una resolución que lleva a una batalla final. Pero esta estructura se ve alterada por el punto de vista de la obra, el de Yuko. La reportera hace todo el camino para el lector persiguiendo al detective y ayudando en la investigación. Y en un momento dado siendo parte del caso de forma involuntaria. Esta digresión no está demasiado bien llevada y resulta más un interludio para un cambio obligado de escenario que una secuencia bien integrada.

Una versión manga un tanto extraña
El hijo de los sueños mantuvo el sentido de lectura en la publicación japonesa, de derecha a izquierda, pero tuvo que modificarse invirtiendo los fotolitos para la versión occidental, lo que hace un poco extraña alguna secuencia. Pero también se debe a la misma narrativa de Asamiya, a pesar de su fama el estilo de finales de los noventa en los que hay demasiadas elipsis en las secuencias está presente y dificulta la calidad y el disfrutar de la obra. El tono tan nipón de insistir en la acción y potenciar la sensación y la emotividad en la historia no desentona con el manga y en algún villano queda bien, pero en otros personajes resulta extraño para el lector occidental, sobre todo si no está acostumbrado al manga y su impacto más emocional que el del cómic americano.
La versión norteamericana contó con Max Allan Collins para adaptar los textos. Lo que les dota de bastante fuerza y lo aleja un poco de la caracterización más exagerada y verborreica japonesa, lo occidentaliza en pocas palabras, y lo hace bien. Pero eso no mejora alguna resolución de conflictos que queda apresurada.
Pero lo más importante es la imagen manga de Batman, y ahí Kia Asamiya sí que consigue buenos resultados. Con los tics típicos del mangaka adapta la acción y la estética manga al mundo del cruzado de la capa, la acción destaca y las grandes viñetas dinámicas de impacto o simplemente de “pose chula” son de gran belleza. Sus problemas narrativos ya los hemos nombrado, algunos son herederos de una forma de hacer cómic diferente, pero otras son cosa del autor, destacado en su época pero no tan diestro como se le supone. Asamiya no es tan bueno, esa es la única razón, nunca lo fue, pero era muy popular y eso era tan importante como el resultado. Sus rostros expresan poco y solo en situaciones extremas o intensas destacan. Era la elección correcta en esa época, pero no la mejor.
Conclusión
Batman El hijo de los sueños es un manga sobre el caballero oscuro escrito y dibujado por una mega estrella del manga muy fan del personaje, pero es una obra de poco calado o importancia más allá de ser el primer manga de Batman hecho para poder ser publicado fuera de Japón.
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