Tras cinco meses de espera, el genial Albert Monteys nos regala ‘Universo 4: Lo que sabemos de la Tierra’. Y lo hace con el mismo acierto de siempre. Ciencia ficción clásica para una nueva generación
‘Universo 4: Lo que sabemos de la Tierra‘ vuelve a ser un acierto. No hay remedio para el lector, tiene que esperar que Albert Monteys tenga su hueco para acabar cada uno de los números de esta obra, merece la pena la espera. El cariño y el cuidado que tiene cada historia justifica la espera, ojala le costara un mes hacerlas, pero la vida del autónomo español es dura, y hay que hacer muchas cosas para ganarse los garbanzos.
Un mundo alienígena, extraño, lejano para la humanidad, está siendo afectado por un hecho sin precedentes, la raza dominante ha encontrado la “Iluminación”, un estado superior de consciencia en el que no es necesario un cuerpo físico. Pero el último habitante “real” el planeta no quiere aceptarlo, recuperar su especie, elegir su destino, y cumplirlo es lo único que desea. Su voluntad contra la seductora idea de un estado ideal sin problemas, con el conocimiento total, sin realidad, sin tiempo, sin sensaciones. Una misión que Durlo elige cumplir porque no entiende un cambio que destruye su realidad, sus ciudades, a sus amigos y sus hogares.
En esta ocasión Monteys elige un punto de vista alienígena para contar su historia, y aunque no todo lo que ocurre tiene sentido desde el punto de vista humano, sí que lo tiene desde el de un ser vivo y sus imperativos biológicos, sobrevivir, reproducirse, no estar sólo. Pero la ser “iluminado” no parece tan bonito cuando te fijas en la destrucción que deja a su paso, cuando robots gigantes lo imponen. Parece que la mayoría que encuentra la solución la impone al resto de la población porque es lo mejor, sin opciones ni opiniones que valgan por su parte. Y encima viene la humanidad a joder un poco la marrana, porque seamos sinceros, cada vez que aparecen en estas historias los “pioneros espaciales”, hacen algo que no deben, o producen un cambio que nadie quiere.
Albert Monteys vuelve a plantear muchas cuestiones en este número cuatro, y si el uno trataba sobre si es correcto querer dominarlo todo, el segundo sobre si podemos dominar algo tan poderoso como el amor y el tercero sobre las decisiones que tomamos y su importancia, en esta nueva entrega, tenemos que decidir si las nuevas ideas deben ser impuestas, si lo nuevo es mejor, si la mayoría tiene el derecho a arrastrar al resto a su decisión. Como siempre, una dura reflexión, llena de muchos otros detalles, el análisis de la vida y su intención de sobrevivir siempre, el sacrificio, y como el desconocimiento destruye muchas veces más de lo que produce.
Si este ‘Universo 4: Lo que sabemos de la Tierra’ se plantea como una serie de historias cortas, Albert Monteys comienza a unir algunos puntos para explicarnos que no es un gran Universo lleno e historias, si no que es un Universo pequeño donde la influencia de unos sobre otros y sus relaciones son muy importantes.
El dibujo mantiene su formato horizontal, donde el color completa las sensaciones de los protagonistas, mucho más en este número donde domina la escena para transmitir las emociones de un ser que no es como nosotros. Estilo Ci Fi retro, y con unos diseños alienígenas para un capitulo alienígena, sigue siendo brillante el esfuerzo por ser una obra única y original. Fresca, dinámica, con unas composiciones claras que se esfuerzan en mostrar mucho más de lo que cuenta, mas en un número de estás características, merece la pena acercarse a ‘Universo 4: Lo que sabemos de la Tierra‘. Siempre que aparece.
Como siempre, Monteys incluye una pocas páginas para explicar cómo avanza la vida de esta obra, y la suya propia. Y en esta ocasión añade unas pocas misivas que los lectores le han enviado para apoyar esta obra personal. Por mi parte decir que el dejar de fumar es un proceso “jodido”, así que perdono cualquier retraso, si quitarse el mono de nicotina está presente.
Puede resultar un poco “pesado” por mi parte el reiterar que esta obra merece aparecer en papel, tiene la calidad de sobra para que cualquier editorial la publique, ya que el formato digital resulta más cómodo para el autor, que no tiene una fecha de entrega marcada. Pero con cuatro números en Panel Syndicate, yo creo que un tomo recopilatorio podría ser un acierto para terminar de dar a conocer esta vertiente seria, reflexiva y muy interesante de Albert Monteys.