Artículo semanal de @goonielor en su «Terapia con Mr. Quinn». Esta semana psicoanalizamos el peso del Batman de Ben Affleck.
¡Hola, amigos fanboyones! Abro esta especie de «columna» semanal (cada miércoles) en nuestro queridísimo portal de CINEMASCOMICS.COM para hablar, cada siete días, sobre el asunto que crea necesario dar relevancia y en un tono cercano a la parodia o a la clave de humor. No serán muy largos, lo prometo. Y no les van a gustar a nadie. Pero vamos con el primero de estos asuntos, que me tiene despierto las 24 horas al día. No he podido dormir desde entonces, os lo aseguro. Es preocupante. Mucho. Lo es, de verdad. Venga, que voy.
Después de ver Escuadrón Suicida, tengo que decirlo: Batman está gordo. El Batman de Ben Affleck está supergordo. Es un obeso mórbido. Un ser monstruoso que quiere parecer el de «El regreso del Caballero Oscuro» (Frank Miller, 1986), pero que se queda en un superhéroe que necesita encender su smartphone y liarse a dar paseos. Imaginad un Hombre Murciélago dando vueltas, con el Pokemon GO encendido, y gritando: «¡Un Dratini!», en vuestra ciudad. Sería precioso.
Y es que en Batman v Superman: El amanecer de la Justicia, la imagen del nuevo Caballero Oscuro pasó desapercibida porque la película estaba tan mal contada y era tan sumamente mala que ni nos dimos cuenta. Además, ¡el traje es fabuloso! Es el mejor traje de Batman que han hecho para el audiovisual (no contemos animación, por favor, que entonces entramos en un submundo y para eso ya tenemos Stranger Things). Pero cuando, de repente, aparece en un callejón de Gotham para atrapar a Deadshot pensé: «¡Pero qué le ha pasado a Batman! ¿Qué clase de alimentos está utilizando nuestro querido Alfred en sus recetas inglesas? ¿Por qué está tan gordo Batman?». ¿Soy yo el único que lo notó? No lo digo en broma. Ben Affleck se ha puesto como una cebolla. Gordo. Como un carlino. Es el Samwell Tarly de los superhéroes. El murciélago bollito.
Solamente espero, deseo, sueño, anhelo, ansío que Ben Affleck deje de engullir todo lo que tenga a mano tras su divorcio con Jennifer Garner. ¡Qué mal le sienta a un hombre de su edad estar soltero, por el amor de Dios! ¿Volveremos a ver su versión de Fatman en La Liga de la Justicia o tendremos al Hombre Murciélago de toda la vida? No me malinterpreten. No tengo nada en contra de los gordos ni soy gordofóbico ni nada por el estilo. Es solamente por ir acostumbrándome. Por aquello de dejar el gimnasio, empezar a comer kilocalorías a punta pala, vestirme de murciélago y decirle a mi madre, con la ondulada barriga asomando por el traje: «Soy Batman». Bueno… Siempre he querido ser Batman. Hasta ahora. Gracias, Fatffleck.