Willa Fowler se enfrentó a Roger Barlow en Chicago, con el hombre que salvó a la humanidad de verse arrastrada al espacio por la falta de gravedad. Norma Editorial nos ofrece la segunda entrega de Skyward, un cómic que desde luego no nos deja flotando inertes en el vacío.
A lo largo de nuestras vidas terminamos por encarar situaciones difíciles que requieren de nosotros el mayor de los esfuerzos. Superarlas hace que salgamos con una lección aprendida y con algunas cicatrices que nos van a acompañar siempre, como recordatorio de lo duro que fue. Pero seguir adelante con renovadas fuerzas, con nuevos objetivos y sueños, es sin duda un triunfo personal que nos servirá como experiencia de cara a lo que esté por venir. Porque superar la pérdida de un ser querido, arrebatado de nuestro lado antes de tiempo, puede tratarse de un escollo del que nunca nos recuperamos del todo.
Nuestra protagonista quedó del todo huérfana al final del primer arco argumental pero con mucho por hacer en memoria de su padre, al que debe continuar con vida. Su viaje, siguiendo lo marcado por el diario de su progenitor, la llevará, en compañía de Edison Davies, a conocer nuevos territorios con una meta en mente, Kansas City, donde podría devolver la gravedad al mundo. Seremos testigos de luchas interiores e incluso de grandes sacrificios que solo grandes amigos o amores incondicionales pueden llegar a hacer. De cómo los enemigos pueden convertirse en aliados circunstanciales e incluso en un mal menor cuando se pone en juego la supervivencia de los habitantes de una gran ciudad.
Un camino del héroe orquestado por Joe Henderson mediante una narración ágil que arrastra al lector con gran facilidad, sin caer en el aburrimiento, dejando la sensación de que cada paso es importante en este viaje junto a Willa. Nos presenta las maravillas y desgracias de un mundo que ha tenido que reinventarse ante la ausencia de gravedad. Desde el origen de la comida que llega a los hogares a la estratificación social, que ha visto invertida la altura a la que viven los acaudalados respecto a los más desfavorecidos. Incluso poniendo en valor que los máximos depredadores ahora tienen alas.
La representación de las físicas que realiza el dibujante Lee Garbett ayuda profundamente en la inmersión en la trama. Los impulsos que toman los personajes y objetos emplean un inteligente uso de las posturas en ingravidez. Un dibujo muy limpio en lápiz y tintas que pasa a emborronarse, en buen sentido, cuando Antonio Fabela aplica su paleta de color. Un apartado gráfico que en general destaca tanto en las fases de más acción como en aquellas que demandan mayor pausa en los acontecimientos. Willa es el centro de atención preferente hacia la que vuelan todas las miradas, es carismática, encantadora, decidida y dura. Una mujer de armas tomar que engaña a primera vista con su apariencia de fragilidad.
Este segundo arco de Skyward baja un poco en cuanto a intensidad y eventos dramáticos de primer nivel, respecto a los cinco primeros números americanos que conforman el arco inicial, pero logra mantener el interés por lo que está por venir. Es de agradecer la existencia de ciertos giros en el guión a pesar de lo previsible de alguno de ellos, casi telegrafiado previamente. Por nuestra parte seguiremos atentamente la evolución de esta colección, pues lo mejor está por llegar.