Llega la entrega definitiva de Heroes Reborn cerrando varias tramas pero dejando otras abiertas de cara al futuro. Panini Comics sujeta con fuerza el látigo que castiga nuestras mentes ante una resolución ciertamente difícil de tragar.
La necesidad de algo así
Repescar el concepto Heroes Reborn ha sido discutible en todo momento y preocupa la acuciante falta de ideas de la editorial, que no hace más que recuperar las denominaciones de antiguas sagas, como sucederá próximamente con Inferno (esperando que el resultado sea mucho mejor). Precisamente a Marvel se la conoce como La Casa de las Ideas. En sesenta años de Historia, desde que saliese a la venta el Fantastic Four # 1, hay mucho de lo que se puede obtener inspiración por lo que elegir una temática que no fue ningún éxito de relumbrón para hacer algo todavía peor… es un sinsentido. No es solo el guionista, los editores tienen mucho que decir también. Apenas ha resultado ser una excusa para enfrentar a Los Vengadores con el Escuadrón Supremo.
Que finalmente sirva como preámbulo a algo nuevo relacionado con Mefisto no justifica denominarlo como Heroes Reborn, se le podía haber dado otro nombre. El resultado no hubiese sido mejor pero al menos se hubiesen ahorrado acudir a la comparativa. La participación de alguno de los protagonistas no pasa de meros adláteres que no sirve ni de excusa para su empleo. Todo muy atropellado, demasiado obvio, una remezcla de orígenes e historias de otros que tampoco beneficia al desarrollo de los miembros del Escuadrón Supremo. Si hasta Los Vengadores parece que pasaban por allí. Nadie termina de explicar como un suceso que afecta al mundo entero por la intervención de un cubo cósmico demoníaco no tiene efecto real en las colecciones regulares de todo el Universo Marvel, ni siquiera de los que teóricamente intervienen. Parece más un Elsewhere o un What If?.
Se veía venir
No tiene Heroes Reborn una conclusión que satisfaga en ninguna de las posibilidades planteadas. El final queda abierto y la resolución de la aventura es burda, prácticamente nos encontramos con una solución afortunada, un regreso a la normalidad que apenas podemos achacar a la intervención de Los Vengadores y sí al capricho del destino que beneficia a la ventaja numérica. Resulta casi ridículo, sin interés. Jason Aaron se estrella con este relato, no ha sabido llevar a cabo un planteamiento muy cogido por los pelos pero tampoco ha conducido al lector a despertar su atención, con topicazos que apenas nos han hecho enarcar una ceja ante algún guiño curioso.
El trabajo de Ed McGuinness mantiene el nivel al que nos tiene acostumbrados en la cabecera de Los Vengadores, a pesar del aspecto caricaturesco al que somete a alguno de los personajes, sobre todo aquellos que no llevan máscara. Destaca el duelo que llevan a cabo entre Hiperión y Thor, dos trenes desbocados con poder para destruir una ciudad en cuestión de segundos. Lo que no convence, aunque resulte efectista, es la forma de plantear la superioridad numérica que lleva a la victoria. Eco y Marca Estelar se sobran y se bastan tanto a nivel individual como colectivo.
Concluyendo
Este desaguisado termina con un suspenso, es un despropósito hecho comic. Aporta más bien poco a la mitología del Universo Marvel y no destaca ni como evento ni como lectura independiente. Su irrelevancia se juzgará cuando se resuelva la puerta que queda abierta, pero ni todos los Mefistos del Multiverso tienen pinta de conseguir levantar esto. Si la etapa de Jason Aaron no está resultando muy del agrado del fandom de Los Vengadores, Heroes Reborn no ha ayudado a mejorar la opinión al respecto, si acaso ha descendido otro peldaño más, camino del mismísimo purgatorio de los autores cuyas ideas no dan más de sí y se impone un cambio de registro y un descanso del género de los superhéroes.