Otro mes más permanecemos al pie del cañón con la entrega mensual de grapa de la colección de Daredevil. Un nuevo número de los que nos hacen quitarnos el sombrero y que Panini Comics nos acerca para hacer afición por los tebeos de superhéroes.
De giro en giro, de sorpresa en sorpresa
Si alguien esperaba ver en esta etapa la repetición de ciertas mecánicas habituales no podía andar más despistado pues Chip Zdarsky se está caracterizando por dar una vuelta de tuerca a todos los esquemas que hacen que nuestra cabeza vuele por los aires con solo pasar una página. En veintiuna planchas, contando la de los créditos, consigue hacerlo más de una vez. En pocas ocasiones se logra algo así, ofrecer información novedosa de forma constante, avanzando en cada historia, dando pasos que pueden alterarlo todo en un suspiro, salpicando a un elevado número de personajes que se mantienen involucrados en la trama. El foco salta de Matt a Elektra, de ella a Fisk, a los Libris y demás argumentos, secundarios o no, que conforman una saga que no deja de sorprender.
Daredevil ha comenzado a sufrir rigurosamente la amenaza que para él supone permanecer entre rejas, con su vida en juego en una apuesta por derribarlo sin escatimar medios. Elektra ocupa su lugar en La Cocina del Infierno empleando métodos diferenciadores, al tiempo que nos enseña que la vida no espera a los que no toman al toro por los cuernos. Wilson Fisk, alcalde de Nueva York, sigue planeando en las sombras la peor de las venganzas… Sumadle a Izzy Libris, a Mike Murdock, a Butch… No solo de nominaciones se puede vivir, un Eisner a esta colección, por favor. No me voy a cansar de pedirlo, hasta que un día así sea y pueda dormir tranquilo en un apartamento que haga esquina con la Novena Avenida, con Daredevil haciendo guardia en su azotea.
Se deja poco en el tintero
De vez en cuando Chip Zdarsky nos deja un episodio con resultado redondo, da igual que cierre un arco argumental o que lo abra, como es el caso del comic que nos ocupa. “Cumpliendo Condena” empieza muy fuerte. Si hasta ahora la vida carcelaria de Murdock parecía ser hasta llevadera (salvando la parte en la que un simbionte se apodera de él durante Rey de Negro), todo eso va a cambiar y se torna bastante cuesta arriba. El hombre bajo la máscara de Daredevil nos tiene acostumbrados a una vida de sufrimiento que no cesa. Desde su humilde y trágico origen hasta hoy en día, las cicatrices de Matthew Murdock no han hecho más que aumentar. Este nuevo descenso a los infiernos, que parece no tener fin, no lo podría aguantar cualquiera y hasta nos hace poner en duda si el propio Matt logrará conseguirlo.
Y para tener un número de diez ayuda tener un dibujante que no deja de superarse, que domina el plano medio, que se maneja como nadie entre la lluvia. Un agua que todo lo embarra, que arrastra la sangre. Marco Checchetto se encuentra al mejor nivel de su carrera, tocado por las musas e incluso iluminado por las tres gracias griegas. El italiano coloca la narrativa a la altura de una producción cinematográfica donde la labor de fotografía nos lleva a arrastrarnos por la corriente, a surfear unas olas majestuosas como si hubiésemos nacido entre fuertes corrientes, deslizándonos entre las viñetas con fluidez, aunque todo nos pida que nos detengamos a disfrutar, algo que tendremos que aplazar para una segunda lectura.
Porque este Daredevil engancha con cada cliffhanger de final de episodio, con cada momento que nos desgarra el alma y nos deja sin aliento. El ritmo está perfectamente medido, frenético en ocasiones, con pausas para descansar, interludios que avanzan interesantes movimientos que están por llegar. El Sr. Zdarsky tiene un plan pero mientras llega a su objetivo se va a encargar de que mes a mes estemos pegados a una historia que se disfruta con pasión.