Owen Johnson es el portador del poder del fuego y su camino para dominarlo todavía no ha concluido. ECC COMICS entrena duro junto a él para conseguir doblegar a los enemigos que van surgiendo, con dragones que solo caerán ante ejércitos de maestros de artes marciales… o ni eso.
El clan de la Tierra Quemada y el Templo del Puño Flamígero
A lo largo de los volúmenes anteriores hemos podido comprobar la difícil evolución que Owen Johnson ha tenido que llevar a cabo desde que sus pasos le condujeron al aprendizaje de las artes marciales. Muchos años han pasado y Owen incluso formó una familia alejado del ruido de los puñetazos y las patadas voladoras. Pero el pasado tiene la mala costumbre de perseguirnos y regresa cuando menos lo esperamos y deseamos. Ahora la familia Johnson se encuentra en medio de una guerra que les enfrenta incluso a un dragón primigenio, descubriendo por el camino facetas del padre de familia que igual no habían quedado reveladas anteriormente de cara a sus hijos, principalmente.
Los secretos han sido uno de los pilares sobre los que ha girado la historia, sobre todo lo que oculta el maestro Wei Lun, ese hombrecillo misterioso a medio camino entre un Jedi y el colega gracioso de tu grupo de amistades del instituto. Por fin en este tomo asistiremos a una revelación que puede marcar la relación que mantiene con Owen de cara al futuro, pues su vínculo les une desde mucho antes de lo que podíamos pensar. Pero antes tendrán que afrontar la amenaza del maestro Shaw y de ese dragón que amenaza con desestabilizar incluso el orden mundial.
Bolas de fuego azules y rojas
La unión hace la fuerza y, es en esos momentos donde la necesidad aprieta, cuando las gentes de bien suman sus esfuerzos a una causa común. Los antiguos maestros de Owen van a unirse a la lucha contra los villanos de esta historia porque a pesar de las rivalidades y rencillas que puedan tener, el bien de la mayoría pesa más que anteriores disputas sobre credos y tradiciones, sobre luchas intestinas por ver quién es el más fuerte o simplemente por el honor de su posición frente a otros practicantes de fuerzas letales concentradas en puños cerrados. La herencia recibida no siempre toma el camino que queremos.
En todo eso vamos a ver como Haley y Doug, los más jóvenes de la casa, han desarrollado las facultades de su padre con el fuego, con bastante más facilidad de la que tuvo Owen, cuyos inicios apenas desprendían pequeñas chispas. Aunque aquí tenemos un avance de sus posibilidades, será un tema que merecerá un mayor desarrollo más adelante, en futuras entregas de la colección. De momento les tocará quedarse atrás, ser la punta de lanza por si todo lo demás falla, por si no consiguen sobrevivir al combate definitivo contra Shaw y su mascota.
Dientes de sierra y escamas
Robert Kirkman juega a la perfección con los tiempos de El poder del fuego. Ha ido despejando el terreno poco a poco hasta llegar a un punto en el que nos ha presentado un rico entorno místico, sin prisa pero sin pausa, que se suele decir. Su humor denota que, a pesar de todas las parafernalias relativas a sociedades secretas y con una asentada tradición, no olvida que la acción transcurre en nuestro presente, ese que permite una conexión mundial gracias a las comunicaciones, incluyendo las redes sociales. Puede parecer que recurre al chiste fácil cuando Owen y Wei Lun van a reclutar al resto de maestros pero lo hace sin olvidarse de los guiños propios que ha ido mostrando desde el principio. Ese tipo de detalles que te hacen pensar que todo es parte del plan, que la improvisación no forma parte del argumentario del guionista.
El arte de Samnee
Chris Samnee se mantiene fiel a su estilo, sin dejarnos un momento de descanso, con escenas llenas de velocidad, movimiento constante, acción sin límite. Estamos ante uno de los arcos más intensos de los vividos hasta este instante. Con pocas licencias hacia un ritmo más relajado, no hay tiempo que perder ante ese dragón de claras influencias orientales. Cuya cola parece infinita bajo sus lápices y empequeñece al resto de personajes. Buscar su debilidad está solo al alcance de unos pocos, mientras sus líneas defienden a la perfección el deber que cada protagonista tiene para la causa. Una colección que no ha dejado de ganar interés aunque los números que tenemos entre las manos sean los últimos que han sido publicados en USA desde finales de octubre del año pasado.
Esperemos que Kirkman y Samnee retomen pronto la actividad para seguir despejando dudas sobre la trayectoria de Owen, su familia y todos los que les rodean.