Segunda entrega en tapa dura de la historia del segundo arca de salvación durante el bíblico Diluvio Universal, Dark Ark. Planeta Cómic amplía su catálogo Aftershock con los monstruos que había que salvar.
El relato incluido en el libro del Génesis, parte del Antiguo Testamento de la Biblia cristiana, nos cuenta las andanzas de Noé y su familia para salvar a los animales que debían volver a repoblar la faz de la Tierra. Dios había decidido purgar el pecado generado por aquellos que eran parte de su creación. Para ello envió lluvias torrenciales que inundaron hasta las más altas montañas. Este mito del diluvio no es exclusivo del cristianismo pues otros textos sagrados del judaísmo y el Islam también lo reflejan. Por tanto estamos seguramente hablando de una adaptación de hechos reales para mostrar de forma figurada la redención de una sociedad contaminada, que ha perdido su rumbo moral al abrazar la corrupción o la lujuria como referentes, por delante del camino recto. Pero los monstruos también tenían quién se preocupara por ellos en Dark Ark.
Shrae es un hechicero de oscuro pasado que ha recibido el encargo de fabricar un arca donde tengan cabida los vampiros, los demonios, las mantícoras y otras aberraciones, así como humanos cautivos cuya carne les sirva de alimento durante los largos días de navegación que están por venir. En un primer momento podemos ver la incompatibilidad entre las dos arcas pero en realidad son complementarias y el arca oscura no puede entender su supervivencia sin que la de Noé consiga su objetivo. Se retroalimentan y se necesitan para superar el reto divino. Mientras, hallamos explicación a la duración de las lluvias, todavía no se había purgado el pecado del todo.
Cullen Bunn va alternando la narrativa entre los sucesos que acaecen durante el diluvio y cómo transcurrió la construcción del segundo arca, mostrando la mezquindad humana por buscar la salvación ante el desastre que se avecina. Nos enseña a un Shrae que no duda en valerse del engaño con un empleo inmoral de la mentira para alcanzar su propósito. Y aun así todavía consigue dotarle de un aura de antihéroe que parece saber lo que hace para lograr el resultado correcto, siendo de agradecer el equilibrio que aporta a la historia incluir a personajes como Kruul, Khalee o Janris. Las apariencias en ocasiones engañan más allá de toda expectativa.
El dibujo de Juan Doe, al que ya hemos podido ver en Aftershock junto a Brian Azzarello en American Monster, resulta efectivo en una atmósfera muy cargada y tensa, alejada de artificios y muy ligada al dramatismo y el gesto serio. Nos lleva de una imagen a otra sin dejar de recordarnos que estamos ante un relato terrorífico, de traiciones provocadas por el hambre, de horrores que surgen del mar para empequeñecer a todos los protagonistas. Podemos ver la oscuridad incluso en las almas más puras y sin necesidad de alardes en los rostros de ojos pequeños que dibuja,
Dark Ark ofrece una forma alternativa de entender como los mundos de ficción nos han llegado incluso desde nuestro más alejado pasado, inscrito en una era ignota que aun así llegó a quedar documentada, primero por transmisión oral hasta llegar a los textos sagrados de diferentes culturas y religiones. Los seres monstruosos han formado parte de la imaginería desde tiempos primitivos y es lógico terminar encontrando una explicación a cómo superaron hasta la ira de los dioses para llegar a nuestros días.