Cualquier conflicto armado va más allá de quien es el vencedor o el perdedor, las víctimas se cuentan por miles y los que sobreviven lo hacen con secuelas, a veces muy graves. Norma Editorial nos ofrece este tomo integral de Misty Mission con la narración realista de los sucesos y consecuencias del paso de dos grandes amigos por la Guerra de Vietnam.
Las guerras no son una oda a las grandes gestas ni relatos de honor y gloria. Son resultado de la ineficaz gestión política y diplomática para alcanzar soluciones pacíficas sin llegar a la necesidad de realizar ningún disparo. Esto no significa que no sea necesaria la presencia militar, ni las armas. Ya lo dice el sabio dicho en latín: “Si vis pacem, para bellum”, si quieres realmente la paz, prepárate para la guerra. Pero lo deseable es que, a pesar de tener ejércitos formados y dispuestos a defender sus naciones, nunca sea necesaria su intervención en ninguna batalla. Su presencia por si sola debería disuadir a aquellos con intenciones dudosas de emprender un camino que ya no tiene marcha atrás y supone un gran sufrimiento para los combatientes y para los civiles que se ven afectados por el conflicto.
Misty Mission es una obra redonda que nos hace ver como una guerra puede cambiar, de forma brusca, las propias almas de las personas. Cuenta la historia de dos amigos norteamericanos, que por diferentes motivos terminan combatiendo en la Guerra de Vietnam en la segunda mitad de la década de los sesenta, cuando las hostilidades entre las fuerzas de Vietnam del Norte y el ejército de los Estados Unidos estaban en un momento álgido, Ofensiva del Tet incluida, en 1968. Nicholas Beaulieu y Joshua Lacour vivirán su participación desde dos puntos de vista diferentes. El primero lo hará desde el aire a los mandos de su North American F-100 Super Sabre, cazabombardero monomotor que ya había dejado de fabricarse, pero aun permanecía en servicio. El segundo como parte del 1º de Caballería Aeromóvil, unidades que hacían uso de los helicópteros para desplegarse, nada que ver con las antiguas unidades a caballo.
Michel Koeniguer, guionista, dibujante y entintador de los tres volúmenes que conforman los tres volumes del tomo de Misty Mission, nos plantea una narración que va desgranando las motivaciones de cada personaje y su evolución a medida que las experiencias de la guerra van marcando los corazones de dos hombres muy diferentes que no van a perder su sentimiento de unión en ningún momento, independientemente de todo lo que les rodea y de cómo las circunstancias van cambiando mientras las cicatrices van causándoles mella. Koeniguer no es nuevo en esta temática, ya le pudimos disfrutar en Bomb Road y es uno de los grandes autores de temática bélica. Traza a la perfección la línea entre el honor, el valor y la corrección. Parafraseando al autor, “un hombre puede ser valiente un lunes y al día siguiente, martes, ser un cobarde”.
Nick y Josh tienen vidas paralelas, influyen el uno en el otro aunque ellos no lo sepan siquiera. El relato del piloto va muy relacionado con el pasado de su padre como piloto de bombarderos Boeing B-17 Flying Fortress durante la Segunda Guerra Mundial. Trata de corresponder con la toma de riesgos, a veces innecesarios, para compensar acciones que no le pertenecen, tratando de equilibrar el karma por encima incluso de su integridad personal. No escatima a la hora de ofrecerse para las misiones más peligrosas y encamina sus esfuerzos más allá del deber sin esperar una recompensa a cambio, en forma de medallas que brillen sobre su pecho. Josh tiene una meta diferente en la historia, su objetivo es distinto pero pronto descubre que ni siquiera se conocía a sí mismo y la guerra le terminará dejando secuelas importantes.
La calidad del dibujo es espectacular. Koeniguer es un ilustrador de aviones soberbio, con multitud de detalles que hacen muy identificable cada aparato, hasta el enfermizo dibujo de los remaches de sus paneles. Más allá de los muy presentes F-100 Super Sabre tenemos representaciones de los McDonell Douglas F-4 Phamton de caza y ataque, Douglas A-1 Skyrider de apoyo a tierra, los bombarderos Republic F-105 Thunderchief o los helicópteros Bell UH-1 Huey que servían para los despliegues de tropas. Todos genialmente recreados con su armamento de la época, bidones de combustible exteriores y racks de lanzamiento de cargas bélicas. Detalles que se agradecen, sobre todo para los puristas de temática bélica, entre los que me incluyo a mí mismo.
Misty Mission es una visión realista de lo que sucedió en la lucha en territorio vietnamita. Como las personas cambiaban con solo pasar una rotación en el conflicto, como se desataba la necesidad de permanecer allí de forma sucesiva, al tiempo que se abandonaba la vida anterior que de forma despreocupada se había llevado hasta entonces. Una guerra no es un suceso de la historia del que enorgullecerse y sacar pecho, ni siquiera en la victoria. Una guerra cambia la faz del terreno en el que se produce la disputa, afecta a la población que pasa hambre y carencia de necesidades básicas para subsistir. Una guerra cambia a aquellas generaciones que la padecen y les deja una huella que solo la muerte termina por mitigar.