Es fácil recurrir al dicho “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” pero en realidad es una cuestión más peliaguda y profunda. Panini Cómics nos acerca otra entrega doble de la colección de Daredevil donde apreciamos como se van conectando todos los protagonistas.
La moral es ese conjunto de obligaciones que nos atribuimos personalmente para decidir que está bien y que está mal, una serie de normas propias que no están exentas de ser flexibilizadas si por una causa mayor tenemos que romper alguna regla que en un principio habíamos marcado como una línea roja a no traspasar. No todo se reduce al blanco y el negro en nuestras vidas, hay muchas zonas grises de diferentes tonalidades. En determinados momentos de nuestras vidas tendremos que tomar decisiones que irán en contra de lo que estamos dispuestos a asumir pero el beneficio de ello determinará las posibilidades de que eso se lleve a cabo. Si somos personas sin escrúpulos esa ganancia buscará ser personal, si por el contrario estamos alineados con buscar la mejor solución para todos estaremos del lado del mal menor.
Matthew Murdock ha pasado por muchas terribles decisiones y dramas a lo largo de su historia. Sus acciones han traído cosas buenas pero también han causado mucho dolor, sobre todo el suyo propio ante lo que ha tenido que sacrificar, desde su carrera profesional a las vidas que no ha podido proteger, por no hablar del daño físico al que se ha visto castigado en múltiples ocasiones. Pero sus actuaciones también han significado mucho, para aquellos que le rodeaban en diferentes momentos, e igual que Matt ha dado mucho es tiempo de recibir crédito por parte de otros que no sólo ven al justiciero enmascarado, sino la bondad y buenas intenciones en su paso por las vidas de los habitantes de la Cocina del Infierno de Nueva York.
Cada paso que está dando Chip Zdarsky, en esta soberbia etapa de Daredevil, parece estudiado al milímetro y cada número, cada arco argumental, nos hace reflexionar sobre cosas cotidianas que muchas veces no están tan a la vista. Su utilización de los tiempos para dar equilibrado protagonismo es extraordinaria y nos deja retazos de suma importancia en personajes como Wilson Fisk, que está pasando por una experiencia a la que no está acostumbrado y de la que sin duda alguna saldrá reforzado. El regreso de Elektra Natchios a la vida de Murdock también se cobra su cuota y su participación en el regreso a la normalidad de Matt va más allá de convertirse en su mentora.
Para estos dos números USA incluidos en este volumen, Marco Checchetto ha contado con la ayuda en los lápices de su compatriota Francesco Mobili. El nivel al que rayan ambos sigue siendo brutal y en algunos momentos hacen recordar al mejor John Romita Jr., sobre todo el vello facial que aportan a Matt y en el pelo y la representación que hacen de Elektra. Son muy efectistas en su trazo, espectacularidad pura en secuencias de acción y geniales mostrando sentimientos como el miedo o la tensión antes de un enfrentamiento. A pesar de ser un dibujo limpio que juega con las luces y las sombras, la colección de Daredevil no se caracteriza por la falta de rudeza y de eso también tenemos sobradas dosis.
No nos cansaremos de recomendar la actual etapa de Daredevil, donde el uniforme rojo ha quedado en un segundo plano para reforzar las identidades de todo el entorno actual de Matt Murdock. La humanización de Cole North, el empuje de Foggy Nelson, el regreso de Elektra, los nuevos intereses amorosos de Matt o la caracterización novedosa de los villanos que le rodean forman un conjunto homogéneo que promete deleitarnos durante bastante tiempo. Las tramas se van enredando mientras desde nuestro sofá de lectura favorito no dejamos de disfrutar con Daredevil.