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La Torre de los siete jorobados de Emilio Carrere llega al cómic. Terror, investigación y jorobados en el Madrid de principios del siglo XX
La Torre de los siete jorobados se adapta al noveno arte para demostrar que la literatura española no tiene nada que envidiar a los Drácula y Sherlock anglosajones, y tiene fuentes de sobra para interesar a los amantes del género. David Lorenzo recrea el relato de Emilio Carrere en viñetas, sin dejar ni el costumbrismo español, ni el terror a la magia y lo místico.
Basilio Beltrán es un jugador, y como todo vividor del azar, busca milagrosas ayudas para ganar, en su caso, es la compañía de jorobados, cuya cercanía da suerte según la superstición. Pero esta extraña manía, le traerá algo más que suerte. Un extraño pero atrayente jorobado le conduce a un misterio inexplicable, y un fantasma le da la pista que iniciará la carrera de detective de Beltrán, pero también días de horror y extravagancias. Acompañado por “el Duende de la corte” periodista de sucesos, revelaran la trama que rodea una extraña muerte, un fantasma que no puede descansar y un montón de jorobados que se reúnen en un mundo subterráneo.
Los autores
David Lorenzo es el autor de esta traslación al cómic del libro que Edgar Neville ya adaptó en 1944 al cine, y que ha quedado como uno de los inicios del género fantástico en nuestro país. Lorenzo adapta el relato con exactitud, sin obviar los elementos más sobrenaturales, pero dándole importancia a las partes más costumbristas de la obra. La vida en el Madrid de principios de siglo, las relaciones entre los diferentes niveles sociales, o los usos comunes de servicios un tanto “inmorales” vistos con los ojos del lector actual, llenan espacios importantes en el cómic, dejando un fresco de la época que aporta realidad a una obra que se ancla en hechos reales pero los maquilla con lo sobrenatural para avanzar en la trama, o incluso iniciarla.
Emilio Carrere escribió un sainete que deviene a investigación, con pinceladas de terror y algo de comedia española, su transformación en cómic podía resultar más difícil que su anterior traslado a pantalla grande, pero Lorenzo no se arredra. Con su estilo personal da el toque de extrañeza y mutabilidad que el relato agradece. Una línea clara europea podría haberlo transformado en una mera investigación sin ambiente sobrenatural, y un planteamiento más “impresionista” podría haber resultado excesivamente sobrecargado para una investigación. Pero el estilo personal de Lorenzo le da cierto nivel de credibilidad a lo sobrenatural, y de fantástico a lo cotidiano, dejando una obra que funciona en todas sus intenciones.
El dibujo
Con un estilo que desfila entre lo caricaturesco y una deformación impresionista del físico, Lorenzo cuenta con precisión y detalle la historia, sin problemas de narrativa, y con interés en la creación de ambientes, ya sea para intensificar las sensaciones como para ayudar al tono. Si bien no es un estilo que atraiga a todo el mundo, sí que cumple una función clara, crear sensación de extrañeza cuando el relato avanza. Sí que se echa de menos un mayor detalle para describir una ciudad que a principios del siglo XX bullía de vida, y un mundo que estaba en revolución, ya que el limitado ambiente que el cómic muestra no es tan grande como el relato original. Y en la acción, Lorenzo no maneja demasiado la fuerza del impacto, siendo solo parte del relato y perdiendo lo que podrían ser momentos de tensión si se aprovechaban.
Desfiladero Ediciones continúa con la publicación de autores españoles y obras nuevas y arriesgadas. En este caso, la torre de los siete jorobados es un apuesta un poco más segura por su tinte legendario entre los aficionados al fantaterror español y a los lectores de obras de época, pero sigue siendo destacable y alabable su interés en crear un mercado más allá de obras de mayor popularidad y creando espacios para obras mas personales y diferentes.