¿Quién es el Joker? La eterna pregunta sin respuesta. Aunque a lo largo de los años se han dado muchas, unas más válidas que otras, unas más canónicas que otras, unas más imaginativas que otras. Y ahora Joker: Año Uno llega para unirse a la larga lista de posibles respuestas a tan magna e insondable cuestión.
Una obra de Chip Zdarsky
La obra en cuestión va firmada por Chip Zdarsky, guionista reputado y aplaudido que goza de un nombre propio, el cariño de los fans y el respeto de sus compañeros. En este tomo de ECC, que recoge los números 142, 143 y 144 de Batman (en su numeración de Estados Unidos de América) juega con el origen de este villano, con sus tópicos, sus lugares comunes e intenta crear con ellos algo nuevo.
Lo hace intercalando la historia con un enfrentamiento entre Batman y su némesis a causa de la última locura de este temible payaso. Una forma de mostrar el entonces y el ahora para así enseñar las diferencias y similitudes entre uno y otro. Y las hay, claro que las hay. ¿Cómo es posible que tras tantos enfrentamientos ninguno llegue a ganar nunca? Sin entrar en destripes innecesarios, o spoilers según el más expandido término, hay más de lo que todos sabíamos.
Y eso es lo bueno del mundo del cómic, que siempre se puede contar un poco más. A fin de cuentas todos sabíamos que Bucky había muerto en la Segunda Guerra Mundial, que Ghost-Spider estaba en otra dimensión o que el Joker fue Capucha roja. Todo puede ampliarse, reescribirse y revisarse. En esta caso con cierta habilidad y saber hacer, no es que sea el mejor trabajo de Chip Zdarsky (no hay que engañarse) pero al menos es entretenido y está bien escrito.
El arte de Giuseppe Camuncoli y Andrea Sorrentino
El ritmo es bueno y los personajes son reconocibles y funcionan, más gracias al apoyo en el dibujo de Giuseppe Camuncoli y Andrea Sorrentino, cada uno para un espacio temporal, con tintas de Stefano Nesi y el color de Alejandro Sánchez y Dave Stewart. La unión de todos ellos hacen que este Joker: Año uno sea una lectura que cae bien, coherente en sí misma y dinámica en su narrativa.
Es poco probable que esta se convierta en una de esas historias imprescindibles del Joker, como lo son La broma asesina o Abogado del diablo, entre otras tantas, aunque sirve ahora mismo como primeras andanzas del personaje y tampoco pretende más. Lo que sí pretende, para evitar jaleos del canon y la mitología, es dejar fuera de juego a Tres Jokers y lo hace aunque podría haber sido más elegante en la forma de llevarlo a cabo.
Pero así son los personajes propiedad de grandes editoriales. Están sometidos al capricho de las mismas y aunque un autor ponga su granito de arena otro puede quitarlo, por motivación propia o por mandato editorial. Y es que por mucho que vivan y muchos cambios que sufran al final, no queda otra, todo debe volver a su statu quo habitual.