¡Que vuelvan Freddy y Jason de una maldita vez! Así de alto y claro lo grita Doc Pastor en su columna semanal, Impresiones de un traidor.
Hace poco se estrenaba la nueva parte de Saw, una de las sagas sorpresa de la última década pero que por lo que han dejado entrever las críticas no va a serlo de la siguiente. En parte por basarse más en el show visual (lo salvaje y divertido de las trampas) que en otra cosa, lo que terminaba acusando cansancio al avanzar las entregas y otro tanto por haber tardado tantos años en lanzar una nueva película para intentar seguir con lo ya narrado.
A esto se suma que hace poco, y con motivo de Halloween, decoré mi casa como un viejo y maldito castillo un día, otro hice un pequeño tunel del terror (con imaginación, film transparente, un móvil y un par de leds se hacen milagros) y con mi pareja estuve viendo algunos títulos muy adecuados para estas fechas, entre los que estaba la primera entrega de la saga de Halloween.
Hay más, claro está. Podría hablarse también de Pinhead (siempre que esté Doug Bradley debajo de los pinchos), Chucky que hace poco estrenaba una nueva entrega titulada Cult of Chucky, quizá podría meterse también a los Critters y a los Gremlins en el mismo saco, aunque en su caso son más parodias que terror en estado puro. ¿Los Tomates Asesinos? No sabría clasificarla, salvo como droga de la buena y de visión obligada.
No me hagáis caso, es que me a veces me puede un poco la nostalgia. La nostalgia de ver descuartizados a jovencitos confiados por seres que son indestructibles y siempre lograrán volver. Por cierto, os recomiendo y con mucho haceros este trío de películas: Las últimas supervivientes, Tucker y Dale contra el mal, y La cabaña en el bosque.
Para terminar, un poco de música clásica con cierta actualización.