La saga cinematográfica X-Men ha estrenado hace poco su última parte, o al menos la última hasta el momento ya que se sabe que en breve habrá una secuela de nuevo ambientada una década después. Este hecho llevará la historia hasta los años noventa y casi hasta el comienzo mismo, ya que la primera película se estrenó en el año 2000.
Sí amigos, sí. Hace algo más de tres lustros que los mutantes llegaron y lo hicieron para quedarse. Es cierto que vista hoy en día esa iniciática aventura está muy lejos de lo que es el género de los superhéroes y que no ha envejecido del todo bien, pero debe reconocerse que en su momento fue de lo más resultona demostrando que sí se podían llevar los cómics de Marvel al cine y hacerlo bien.
El problema nunca había sido el material de base, sencillamente es que nadie se había tomado realmente en serio la propuesta, no se había destinado el dinero necesario, tampoco se había contado con un director bueno y menos todavía con actores eficientes. De hecho Spider-Man no llegaría hasta el 2002 y Hulk un año después, en 2003.
Prácticamente lo que había era una hoja en blanco, no del todo ya que existían adaptaciones de Superman y Batman, además de otros personajes, pero no puede decirse que realmente Hollywood confiara en absoluto en los superhéroes más que como un producto de segunda clase (y hasta Batman v Superman: el amanecer de la justicia estos dos estaban siempre en su propia categoría).
Todo esto cambió con la llegada de X-Men. El público aplaudió, la crítica aplaudió y lógicamente debía haber una secuela. Dos en concreto, pero la que fue la tercera película no resultó ni de lejos tan redonda aunque sí era entretenida. La solución era sencilla, comenzar una nueva franquicia que saliera de esta y que se llamaría X-Men: Orígenes pero el desastre que resultó hizo que solo existiera la protagonizada por Lobezno y que todo se olvidara.
No había funcionado. Para lograrlo debía empezarse realmente desde cero. Y sorprendentemente se hizo con una nueva saga que comenzó en X-Men: Primera generación, siguió con X-Men: Días del futuro pasado en la que se unía esta saga con la original creando una nueva línea temporal. Eso fue en 2014 y justo un año antes se estrenó la que iba a ser la última de esa saga original, Lobezno Inmortal que retomaba al personaje tras X-Men: la decisión final.
Tras esta llegó la muy divertida Deadpool que no termina de definir en qué línea temporal se encuentra (de hecho se bromea con ello) que al igual que hizo Guardianes de la Galaxia de Marvel Studios, demostraba que los superhéroes y el humor no están en absoluto reñidos.
Y ahora se estrena X-Men: Apocalipsis que sirve a modo de cierre a lo que empezó en X-Men: Primera Generación, dejando la puerta totalmente abierta a la secuela e incluso mostrando algún viso de lo que se verá en la próxima aventura protagonizada por Lobezno.
De esta forma X-Men se ha convertido por derecho propio en la saga de superhéroes más veterana y una de las más interesantes, siendo cada entrega diferente a la anterior lo que en ocasiones ha dado que haya ciertos altibajos pero haciendo siempre que el producto en general luzca bastante bien.
Hay mutantes para rato.