El mercado de los superhéroes exigía más enmascarados, los jóvenes pedían nuevas aventuras, y Stan Lee seguía buscando nuevos enfoques e historias que pulverizaran lo que existía. Y así nacía Daredevil, un hombre ciego que era capaz de enfrentarse a seres sobrehumanos como Namor, y salir airoso, era: ¡El hombre sin miedo!
Corrían los años sesenta y los superhéroes estaban creciendo, Marvel era aún una empresa modesta con una plantilla reducida, y el dueño Martin Goodman traía a su pensador estrella de cabeza. Ese genio creativo era Stan Lee, el creador de muchos de los héroes inmortales de la editorial, y se las veía con su trabajo editorial, de guionista, y de aguantafanfarronadas de su jefe. Pero a pesar de la presión, sacaba a delante los títulos que dieron forma al Universo Marvel.
Siempre he afirmado que Stan Lee dependía de la creatividad de sus compañeros dibujantes para que sus guiones fueran mejores de lo que eran, sobre todo de Jack Kirby, que completaba muchas de sus invenciones y convertía sus argumentos en espectáculos maravillosos. Pero su faceta como creador nunca ha sido puesta en duda por mi persona, es el padre de muchos iconos superheróicos, es el padre de las criaturas que han llevado la emoción y la aventura a millones de personas durante 75 largos años. Siendo esta su mayor capacidad, y con las criticas y empujones de su jefe azorándolo, desplegaba su genio y daba luz a nuevas ideas, partiendo de la realidad, mezclándolo con ciencia ficción o con mitologías antiguas o literarias, generaba grandes y épicas figuras. Y Daredevil sería una de las más complicadas y más sencillas. La idea surgió tras leer un par de textos, en el primero un doctor comentaba las capacidades superiores de los ciegos en el uso del resto de sentidos, y el otro que un invidente llevaba a cabo su trabajo sin ningún problema. Cuando una incapacidad tan horrorosa para la persona media, resultaba un ligero impedimento para esos valientes, convertía un hecho tan común para el resto como es vivir sin problemas, en un gran gesto. Y así surgía este héroe invidente, que no tenía miedo a nada, que se enfrentaba a todo tipo de peligros con una sonrisa, porque el miedo no podía enseñarle nada, ya que no podía verlo. Pero Lee necesitaba algo más, poderes, capacidades sobrehumanas, porque sus personajes eran “súper”, pero dotarlo de grandes poderes dejaría en poco el superar algo como la ceguera, así que eligió aumentar las habilidades humanas, que unidas a una habilidad animal, el “radar”, lo convertía en un ciego que tenía ventaja sobre cualquier persona vidente. La figura tomaba forma, el objetivo no estaba tan claro, la ceguera y superarla era un acicate poderoso, pero el drama de un héroe es algo profundo, y viene de grandes pérdidas que vencer, superar, asimilar y convertir en impulso para su misión.
El origen de Matt Murdock (que manía tan extraña tenía tantas veces Lee de usar nombres y apellidos con la misma inicial, Matt Murdock, Peter Parker, Reed Richards, Steve Strange,..) era el de un chico de la calle que se quedo ciego por un accidente, salvando a un anciano quedo ciego tras verse expuesto a sustancias radioactivas, el gran miedo de la época estaba presente. Miembro de una familia uniparental, su madre no estaba presente y no lo estuvo hasta que el genial Frank Miller lo decidió así, era un chico de clase baja que se tenía que esforzar para ser bueno en clase, y al que sus compañeros maltrataban por ello. Poco a poco acumulaba aún más drama, la muerte de su padre tras relacionarse con mafiosos fue el último peldaño en el ascenso de Matt de valiente invidente que supera todos los baches, a Héroe con mayúscula.
Todo este trabajo tenía que plasmarse en el papel, y Bill Everett, creador de Namor, tenía que levarlo a cabo. Se retraso lo indecible, y sus páginas fueron acabadas por Steve Ditko y Jack Kirby, aunque era el creador gráfico del Diablo Guardián, no llegaría a dibujar demasiadas páginas el mismo. Porque si algo destacaba en estos primeros compases del Hombre sin miedo, era el baile de dibujantes. Salía Everett, entraba Joe Orlando con Vince Coletta, salía Orlando y entraba Wally Wood, que acababa entintando únicamente y al final era sustituido por John Romita, que al final terminaba dejando Daredevil por Spiderman, y entraba Gene Colan, que se mantuvo el tiempo suficiente para ser recordado como uno de los autores más veteranos en el Diablo.
Etapa de Wally Wood
Pero si alguien destaca sobre todos, es Wally Wood, que no dibujaba cómics por aquel entonces, y que dio un do de pecho con Daredevil, con historias en las que era capaz de convertir los argumentos de Lee en autenticas montañas rusas de espectáculo, fuerza y sobre todo de energía y sentimiento, nunca se verá un Foggy tan poderosamente enfurecido ni violento, nunca veremos unos secundarios tan marcados como para ser identificados en una viñeta en su papel. Qué gran enfrentamiento el de Daredevil y Namor, en el que el segundo venció, pero el primero se llevo la victoria, nunca vimos un diablo tan poderoso.
El primer tomo que Panini ha publicado de Daredevil, reúne hasta la llegada de Colan, que aportaría grandes cosas al diablo, sombras, expresividad, gestualidad imposible y potencia en los contrastes de luz. Veintisiete números que dan muestra del potencial de la serie, que poseía en Foggy y Karen dos secundarios que podían ofrecer mucho en su relación con Murdock. Que marcan el punto de partida de villanos legendarios como el Búho, Mr. Miedo o Gladiador, y de otros bastantes más infames como el Matador, el Zancudo o el Buey. De ver a Spiderman conocer al cuernecitos, o de descubrir el amor de Karen por Matt y de Matt por Karen, de los celos de Foggy y la única cosa a la que Matt nos enfrentaba, al rechazo de su amor si lo mostraba. Y si, también tenemos la historia en la que aparecía Mike, el hermano gemelo de Matt, excusa casi paródica hoy día, pero que en esa época un tenía originalidad.
Puede que Stan Lee no consiguiera la misma fluidez en Daredevil que en Spiderman o Los Cuatro Fantásticos, quizás tanto dibujante entrando y saliendo no dejó que su forma de trabajo donde dejaba mucho al artista terminara de funcionar, los textos de apoyo y los diálogos y soliloquios son extensos e incluso resultan tediosos, pero era el estilo que existía, y Lee dominaba mucho sobre lo que se publicaba, no gustaba de añadir detalles que al final acababan siendo textos en lugar de dejar que el trazo del dibujante mostrar esos puntos. Siempre h creído que Estela Plateada fue su mejor obra, pero contaba con grandes artistas para hacerlo, y trabajó de una forma diferente, con insistencia e involucrándose mucho.
Daredevil tenía un potencial de historias increíble que tardaron en explotarse, esta época inicial no será recordada por su originalidad de tramas, pero la aventura está en cada página, donde siempre ocurría algo, y dejaba al lector sin aliento, y eso es entretenimiento, y es lo que se le pide a un buen comic de superhéroes.