Continúa la serie de Caballero Luna en una aventura de las manos de Brian Wood y Greg Smallwood.
La política de potenciar los arcos autoconclusivos y con diferentes equipos creativos, Marvel revitaliza a un personaje que merecía mucho más.
El Caballero Luna y sus múltiples facetas comienzan esta nueva aventura persiguiendo a un asesino que aprovecha un apagón para cazar a su presa, el presidente de una república africana. Tras eso el avatar de Konshu debe lidiar con una situación con rehenes, y con el ojo omnipresente de internet y su capacidad viral. Y por suerte tiene a su psicoanalista para ayudar, y a su dios, el que protege a los viajeros, Konshu, el dios de la venganza egipcio, pero ¿y si existe un representante con más voluntad y razones para ser su puño en la tierra?. Marc Spector se enfrenta a alguien tan decidido a vengarse como él mismo. Pero sin el dios no hay caballero luna, no hay Steven Grant, no hay personalidades múltiples, ¿qué ocurrirá cuando ya no existan las identidades de la venganza en su cabeza?
El guionista del arco, Brian Wood, ha optado por no seguir la estructura de Ellis, historias autoconclusivas en cada número, y desarrollar una trama completa que ocupe los seis números que le tocaban. Y es una saga de las que le gustan, con política, acción, y sobre todo un montón de ideas y respuestas con doble sentido. Pero no desaprovecha lo heredado, y profundiza en esas personalidades que Ellis volvió a definir, y las utiliza para confundir, engañar, y manipular al Caballero Luna. Porque Wood sabe que el protector de los viajeros en la noche es muchas cosas, pero sobre todo es un vigilante, y ataca donde puede trabajar, en una ciudad, en un crimen, como hizo Warren Ellis, el problema que ve es el que resuelve. Y Konshu es un dios, es mayor que una sola isla, y alguien le pretende para hacer justicia a lo grande. Aprovecha nuevamente Wood para introducir elementos políticos y sobre todo realistas y polémicos, en sus historias. En esta ocasión hablamos de los conflictos internos en países africanos, la influencia europea colonial y su expolio de dichos países, un telón de fondo muy nutrido para desarrollar la aventura del Caballero Luna, que añade valor a la historia y la acerca más a la realidad.
La parte del arte es para Greg Smallwood, autor que ha destacado en ‘Dream Thief’ y que tras este Caballero luna amenaza con seguir con su buen trabajo en ‘Sinister Squad’. Dibujante de corte realista se acerca más al arte de Darwyn Cooke, Michael Lark que a los espectaculares ilustradores de superheroes más populares. Y eso es muy bueno para el Caballero Luna. Un gran narrador que usa la composición de pagina de forma notable, capacitando a la historia para ser detallada y pausada o estar llena de acción de forma casi hiperactiva. Claro en las formas, y crudo en la violencia, perfecto para el Caballero. Si Shavey en el anterior arco demostró su capacidad para imaginar y mostrar paisajes oscuros u oníricos, a Smallwood le ha tocado una historia muy diferente. Wood le ha dado una historia de venganza, violencia, y sobre todo oscuridad, tanto ambiental como en las personalidades de los personajes. Muy cerca del estilo d ella novela negra. Y sale más que airoso del desafió. Construye un cómic de superhéroes poderoso, real y a la vez espectacular, pero sobre todo crudo y oscuro.
Tras estas dos sagas, los autores que se encarguen del Caballero Luna tienen un trabajo muy difícil. La calidad de ambos ha sido alta, cada una en su estilo, y dejan, por fin, al Caballero Luna como un personaje con estilo propio, alejado ya de esa comparación con el murciélago humano d ella competencia.