Los Eternos gozaron de poca importancia en los 90 gracias al cambio de estilo de los superhéroes en la década. Pero no significa que no intentarán volver de tanto en tanto.
Tras la salida de los celestiales de la Tierra, los Eternos no tenían una misión real más allá de la que sus conciencias les dieran. Ser inmortal no siempre es una bendición, y buscar un lugar y un objetivo es importante. El liderazgo, la fama o la familia serán algunos de los que tomen la tercera raza de la Tierra, con distintos resultados. Dos intentos por parte de Marvel de recuperar la importancia de sus personajes en su universo y una historia de los Vengadores dejan el testimonio del esfuerzo de la editorial, que no sirvió de mucho.
Los Eternos. El Factor Herodes es en realidad la reunión de tres historias diferentes. La primera la que da nombre al tomo, la segunda una saga de relleno que tuvo lugar en los Vengadores cuando Sersi formaba parte de la formación. Y para finalizar, una miniserie que trató de renacer el brillo de la raza convirtiéndolos en un grupo de superhéroes añadiendo nuevos miembros de los Eternos hasta ahora desconocidos.
El factor Herodes marcaba el retorno de Roy Thomas a Marvel tras una larga estancia en la Distinguida Competencia. El que fuera editor y guionista principal de la casa retoma unos personajes cuyo ciclo empezó Kirby y él mismo finalizó en Thor. Tras muchos tumbos, decidió retomar algunas historias que quedaban lejos, las relaciones de los eternos con los humanos, las relaciones entre ellos, su carácter beligerante y necesitado de ser liderado, y sobre todo, ese pecado que es ser un arma sin blanco al que apuntar.
Interesante pero con un resultado bastante apocado, la mini saga tenía al control del dibujo a Mark Teixeira. EL dibujante había brillado en Ghost Rider y Punisher, y su estilo crudo y oscuro parece un poco lejano a figuras brillantes y enérgicas como los Eternos. Y es cierto que la falta del negro puro que marca su estilo le resta fuerza, su hiperexpresividad no le sienta mal a una historia en la que la furia, el amor y los sentimientos desatados ocupan buena parte de la historia.
Que Sersi siempre ha adorado a los humanos es bien sabido. Y su larga relación con Dane Withman, el Caballero Negro, hizo que llegara a formar parte durante una buena temporada de los Vengadores. Pero que un Eterno forme parte del grupo no lo hacía ser una de sus historias. Pero a veces así era. En esta segunda parte del tomo los desviantes y la reaparición de Lord Ghaur acaba convirtiéndolo en una historia de los inmortales. A pesar de parecer algo de relativa importancia, fue una saga de relleno mientras la alineación oficial de la serie tomaba un descanso. Así Bob Harras y Steve Epting eran sustituidos temporalmente por Glen Herdling y Geoff Isherwood. Dejando una saga resultona y divertida, pero intrascendente tanto dentro de la línea de los Vengadores como de los Eternos.
Es en la tercera parte donde realmente enfrentamos un intento real y poderoso de recuperar a los Eternos. Fallida, pero con mucha intención. Apocalipsis Ahora es un one shot donde se presenta a nuevos integrantes de la raza, y un nuevo objetivo. Mezclando la línea temporal de Ikaris con Apocalipsis, y creando un órgano gubernamental que busca controlar nuevas amenazas superheroicas, enlazaba a la perfección con lo que se estaba presentando en los cómics de la época, pero no atrapo a los lectores americanos, y se perdió entre las muchas publicaciones de la época, que finalmente acabó en la famosa crisis de Marvel que casi termina con la editorial.
Este tomo marca el fin de los intentos de recuperar como grupo heroico a los Eternos. Y dejaba el campo abierto para que la idea de Neil Gaiman de recuperar de cero a los personajes, añadiendo defectos y ambiciones nuevas y trayendo de nuevo a un celestial a la Tierra, resultara más atractiva para un público que ya no pedía lo mismo.